En el caso de Sony, el agresivo plan de su nuevo presidente, Hazuo Kirai, empieza, sin embargo, a dar sus resultados y ha logrado recortar sus pérdidas durante estos seis meses, de abril a septiembre, en un 5.7 por ciento interanual hasta los 386 millones de euros.
Desde que el año pasado reportara más de 4,400 millones de euros de pérdidas, en su cuarto ejercicio consecutivo en negativo, la tecnológica puso en marcha una estrategia para este 2012 que prevé 10,000 despidos, cerca del 6 por ciento de su plantilla, recortes de gastos y el refuerzo de sus divisiones de electrónica.
Con el plan, el grupo busca salir de los números rojos este mismo año y arrojar un beneficio de más de 190 millones de euros, a pesar de que sus ventas se reducirán en un 2.9 por ciento interanual, según las previsiones presentadas hoy.
En los seis primeros meses del año fiscal 2012, Sony ha visto caer las ventas de sus divisiones tradicionales como videojuegos (-15.2 por ciento), imagen digital (-5.7 por ciento) o televisores y otros dispositivos audiovisuales (-25.6 por ciento), lo que le ha llevado a buscar el rendimiento a otros segmentos y reinventarse para remontar el vuelo.
De este modo, han salvado sus ingresos otros sectores menos conocidos como el de servicios financieros, bancarios y de seguros, que crecieron en estos seis meses un 10.4 por ciento interanual, y, sobre todo, el de dispositivos móviles y comunicación, que impulsado por las ventas de teléfonos móviles le otorgó un 121.7 por ciento más de ingresos.
Además, Sony mira con optimismo a un futuro cercano en el que su alianza con Olympus, empresa de la que es su primer accionista, le permitirá entrar de lleno en el sector del instrumental médico, que el propio Hirai espera se convierta en "clave" para la compañía.
El complejo escenario de negocio por la crisis en Europa y la desaceleración económica, unido a la persistente apreciación del yen, han afectado gravemente a las principales empresas exportadoras japonesas, un pilar que sustenta el 40 por ciento del PIB del país.
Los casos de Sharp y Panasonic también son muestras claras de la compleja situación por la que pasan las tecnológicas niponas, después de que ambas hayan presentado pérdidas multimillonarias en los seis primeros meses del año fiscal y no tengan perspectivas de levantar cabeza, al menos durante 2012.
Sharp anunció hoy una pérdida entre abril y septiembre de 3,780 millones de euros, casi diez veces más que en el mismo periodo de 2011, y su previsión para final de año es sufrir 4,340 millones de euros de números rojos, el peor resultado de su historia.
La empresa, que en septiembre cumplió su centenario, se ha visto "traicionada" por los televisores, un aparato que introdujo en los hogares japoneses en 1953 y cuyo deterioro le ha llevado a poner en marcha severas medidas de reestructuración y a apostar en su lugar por el prolífico negocio de pantallas para "smartphones".
En su paso firme hacia el ocaso, el sector de los televisores de pantalla LCD de Sharp cayó en el primer semestre un 43.4 por ciento, ante el retroceso de la demanda doméstica y del mercado chino, primer destino de las exportaciones niponas y cuyos intercambios se han enrarecido últimamente debido a una histórica disputa territorial.
Además, el fabricante de Osaka (centro) deberá arrastrar este año fiscal unos costes extraordinarios por la reducción de su plantilla que se elevan a más de 1,250 millones de euros.
Por su parte, Panasonic se desplomó hoy casi un 20 por ciento en la Bolsa de Tokio después de anunciar ayer que multiplicó por cinco su pérdida neta entre abril y septiembre, y que espera una pérdida de más de 7,400 millones de euros en este ejercicio 2012.
Panasonic, inmersa al igual que el resto en un estricto plan de reestructuración, se ha visto también arrastrada por el saturado segmento de televisiones, y dibuja un inminente y obligado punto de inflexión de su negocio que apunta hacia el novedoso e inexplorado sector de los productos de bajo consumo y los paneles solares.