Violencia, problema de toda la sociedad

Celebraciones como la del Día Escolar de la No Violencia y la Paz, que se conmemora este 30 de enero, sólo se pueden entender como un momento de alto y reflexión para recordar y tener presente que el problema de la violencia en los centros escolares no es de los niños, de los maestros o de la directora, sino que concierne a todos: autoridades, padres de familia y a la sociedad en su conjunto, afirmó Nelia Tello Peón.

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La profesora y exdirectora de la Escuela Nacional de Trabajo Social refirió que, inevitablemente, esta situación alcanzó a las escuelas porque son parte de la sociedad y ésta se caracteriza por relaciones de dominio y sumisión a cualquier nivel, tanto familiar como de pareja.

Esa acción se ha convertido en una forma de vincularnos; sin embargo, “hay diferentes maneras de hacerlo; otra puede ser la solidaria, la de compartir. En cambio, la violenta, la del individualismo, se ha apoderado de nuestras relaciones en esta sociedad, cuya característica esencial es la desigualdad, que en sí misma implica un tipo de violencia”.

La paz, definió, es el estado contrario, donde prevalecen y se privilegian los medios de entendimiento pacíficos, como solucionar conflictos a partir del diálogo, mediación y acuerdos; es utilizar otra serie de métodos. En este sentido, educar para la paz significaría corregir el camino.

La efeméride

El Día Escolar de la No Violencia y la Paz se celebra desde 1964 para evocar la muerte del pacifista indio Mahatma Gandhi; fue reconocido por la Unesco en 1993. Se trata de una fecha en la que se insiste en la necesidad de la educación para la tolerancia, la solidaridad, el respeto a los derechos humanos.

 El lema de este día es: “Amor universal, no violencia y paz. El amor universal es mejor que el egoísmo, la no-violencia es mejor que la violencia y la paz es mejor que la guerra”. Tello Peón comentó que, a diferencia de antes, hoy en día se reconoce más la violencia que hay en las escuelas y, por lo tanto, se puede combatir; no sólo se divulga, sino que también se discute.

Es, prosiguió, un proceso aprendido, que se socializa desde la familia, pero no entendida ésta como un ente aislado, donde el padre o la madre son los responsables absolutos de esa condición, sino con la idea de que ellos forman parte de una comunidad en la que la cultura, las relaciones, la estructura y lo institucional están llenos de actos violentos.

“No es la característica de seres humanos aislados en particular, sino de una colectividad que permea a todas y cada una de sus expresiones. Por ello, la que se recrea en algunos momentos dentro de las escuelas no se genera de manera espontánea, es parte de lo que pasa afuera.” Convivencia desde los valores Actualmente se convive desde la violencia, pero queremos hacerlo desde otros valores.

Para ello, “debemos trabajar para modificar esos procesos dominantes y no focalizar esa condición en los maestros, los estudiantes, los funcionarios, el personal administrativo o los padres, sino en toda la comunidad”. No queremos niños expulsados ni en la calle, pero sí que se entienda que hay chicos con problemas especiales, particulares, que tienen que ser atendidos dentro de las propias escuelas. Queremos que se queden, con el objetivo de que se les forme como seres humanos, en el conocimiento, y que éste sea valorado, porque la sociedad moderna ha llevado a que la vida misma y el saber se conviertan en valores de largo alcance, en un ambiente donde lo único que interesa es lo inmediato, concluyó.