En entrevista, dijo que el vestir debe ser sencillo y nada lujoso, debido a que Dios llegó a dar su humildad y sencillez, y al niño hay que amarlo y quererlo.
“Se debe vestir con su túnica y nada más; durante varios años se ha luchado para que la ropa sea blanca por ser la pureza que él representa (Niño Dios), y los vestidos lujosos no son para él”, puntualizó.
María Francisca Méndez mencionó que de manera personal le significa mucho la tradición, y por ello viste a los Niños Dios con amor, “ya que él es justo”.
Detalló que para la confección utiliza organza bordada blanca, y debajo de la misma ponen un forro de razo de novia económico a fin de que luzca la vestimenta.
“Tengo más de 10 años trabajando en la confección de vestir a Niños Dios, y con el transcurso del tiempo voy mejorando a fin de que quede mejor”, acotó.
Méndez Díaz, quien oferta sus servicios a fuera de uno de los mercados de la capital poblana, dijo que le agrega un racimo pequeño de uvas que significa para ella el vino de Cristo, a otros una oveja que representa a los fieles y el Niño Dios y el pastor.
Añadió que a otro también le pone una canasta con semillas, la cual representa la abundancia, ya que si en casa se tienen frijoles y maíz, ya hay para comer. “He vestido a Niños Dios desde ocho centímetros y hasta de más de 40 centímetros”, acotó.
Señaló que se le compra al Niño Dios la coronita, su sillita, cuyos costos varían día a día, pero puede encontrar desde unos 60 pesos a unos 240 pesos, todo dependiendo del tamaño.
Estos artesanos ya se puede ver en los mercados y distintos puntos de la ciudad ofertando la vestimenta para el Niño Dios.