“En la mayoría de las situaciones no se prevén los problemas económicos que el fallecimiento puede provocar en la familia. El mayor temor es que tanto el cónyuge como los hijos no cuenten con los ingresos económicos suficientes para hacerse cargo de los gastos de entierro, deudas de vivienda y sobre todo, los gastos para subsistir”, declaró Recaredo Arias, Director General de la asociación.
Cabe destacar que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) tiene registradas 28 millones 696 mil 180 viviendas, de las cuales el 76 por ciento tiene como jefe de familia a un hombre, mientras que el 24 por ciento lo encabeza una mujer. Sin embargo, datos de este organismo también señalan que tres de cada 10 mujeres que dirigen un hogar, son viudas.
Con base en los datos anteriores, el directivo de AMIS precisa que “un seguro de vida no es un lujo, sino un elemento necesario de protección, ya que ello implica contar con el respaldo financiero ante el riesgo de muerte del principal proveedor de ingresos en la familia”. Es decir, se garantiza la estabilidad económica de los familiares en caso de que fallezca el asegurado. Actualmente, hay 44 compañías de seguros que operan este tipo de póliza.
“Contar con un seguro de vida es esencial si eres el sostén económico de la familia y se tienen hijos pequeños o dependientes económicos. Se recomienda que la suma asegurada sea equivalente a los gastos básicos de la familia por un periodo de entre tres y cinco años, que es el tiempo que les tomaría a los dependientes recuperar el equilibrio financiero”, dice Carlos Gay, director de Vida y Pensiones de AMIS.
Adicionalmente, reitera Recaredo Arias, “es importante contar con coberturas o beneficios complementarios, que brindaran mayor certidumbre a la familia, en caso de un evento inesperado, estas coberturas pueden aplicarse ante accidentes o enfermedades por riesgos de trabajo, como invalidez total y permanente, así como gastos funerarios, entre otros”.