"México no verá la luz, si se sigue politizando la violencia. No son muertos de los presidentes Felipe Calderón, Peña Nieto o López Obrador. La violencia no la pueden politizar; por hacerlo, no la hemos podido reducir", aseguró el autor en entrevista con EFE.
Publicada por la editorial Terracota, la obra de Cedillo desvela el horror de la matanza de Allende, una de las más terribles de la historia de México, ocurrida hace 12 años, cuando el cártel de los Zetas masacró alrededor de 300 personas.
El libro del periodista cuenta los detalles del genocidio registrado en Allende, norte del estado de Coahuila a partir del 18 de marzo del 2011. El autor tuvo acceso a los entresijos de la matanza, pero la describió sin morbo para completar una crónica que llama a la reflexión.
"Evité contar cómo asesinaron a las víctimas, si las descuartizaron, les dieron un tiro o las quemaron. Tampoco utilizo adjetivos, como el criminal zeta, el asesino o el malandro zeta. El lenguaje del libro es poco calificativo", confiesa el escritor.
Sed de sangre
Alrededor de las cinco de la tarde del decimoctavo día de marzo, una jauría de sicarios entró a Allende con el ruido de un tren. Enviados por sus amos, los líderes Zetas, Miguel Ángel y Óscar Omar Treviño Morales, llegaron a matar a tres de sus colaboradores en el trasiego de cocaína a gran escala: José Vázquez, Héctor Moreno Villanueva y Alfonso Pongo Cuéllar.
"Si pudiéramos hablar de nivel de responsabilidades, un 50 por ciento es de los zetas, el 40, del gobierno protector y un 10 por ciento de la DEA estadounidense; ellos sabían que la unidad estaba infiltrada porque no era la primera ocasión que salía de ellos información a los criminales", explica Cedillo.
Dos años después de la tragedia, Cedillo fue el primero en contarla, de manera resumida en la revista Proceso. Después empleó 10 años para asistir a los juicios en Estados Unidos a varios responsables y reunir testimonios.
"Había un riesgo en la cobertura, pero no grave, a menos de que te metieras en zonas calientes. Allende era una de ellas, pero lo más difícil para mí fue escuchar los testimonios de las víctimas, saber cómo se llevaron al hijo de una señora, cómo mataron a otro. Eso lo conocí y uno crea empatía porque como ser humano debes estar al lado de las víctimas", explica.
Los protectores
Después de revisar miles de documentos, entrevistar a protagonistas y tener acceso a archivos, Cedillo opina que el presidente Felipe Calderón nunca se enteró de la matanza porque los funcionarios federales estaban recibiendo dinero de los criminales y nunca informaron.
"Esa masacre estuvo oculta casi dos años, no se conoció hasta un año y nueve meses después", recuerda.
Uno de los protectores, según el libro, es el actual Secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval, hoy uno de los hombres de confianza del presidente Andrés Manuel López Obrador.
"Sandoval encubrió la masacre. Fue el que evitó que se conociera a nivel federal. Crescencio, en lugar de denunciar esto lo escondió; es decir, fue parte de este proceso.
Cedillo lamenta que en el Gobierno de López Obrador la violencia haya crecido como parte del manejo político.
"Este Gobierno llegó al poder porque hizo creer que México estaba incendiado. Ahorita está incendiado y no lo parece. La violencia con López Obrador no solamente triplica los crímenes y desaparecidos con Calderón sino que además la desaparece del discurso público", explica.
¿Ve luz en el túnel para México?
-Esa es la gran pregunta; tal vez se necesita un cambio radical de Gobierno y la sociedad tiene que crear conciencia. Lo peor es que se politice la violencia y no se proponga una política de estado que no sea sexenal.