A este clamor se suman el senador chihuahuense Ramón Galindo Noriega y el diputado local Víctor Quintana Silveyra, que junto con los organismos civiles Observador Ciudadano y "Mujeres por Juárez, piden que el tema sea ajeno a la partidización.
La palabra "justicia" fue pronunciada de manera vehemente por familiares y amigos de 16 jóvenes estudiantes, víctimas de la violencia que se ha centrado en esta ciudad fronteriza con Estados Unidos, hasta hace poco receptora de inversiones extranjeras.
"íJusticia! íJusticia! íJusticia!", gritaban los deudos de las víctimas acribilladas la mañana del domingo en la colonia Salvárcar, barrio de los fallecidos, quienes se divertían en una fiesta, totalmente ajenos a la tragedia que los envolvería.
Pero el clamor no se ha limitado a los familiares y amigos, la sociedad entera se ha volcado a exigir a las autoridades de los tres niveles de gobierno que investiguen y aclaren esta tragedia, con la advertencia que no aceptarán "chivos expiatorios".
"Si no pueden con la inseguridad, pidan ayuda internacional", reza una de las muchas pancartas colocadas en varios puntos de la ciudad, principalmente en el barrio Salvárcar donde ocurrió la tragedia, así como en las escuelas donde estudiaban los jóvenes.
Sin distingo partidista, y envueltos en un solo sentir, organismos de la sociedad civil claman justicia, hartos que están por figurar en el mapa mundial como la ciudad más violenta de México y una de las de mayor inseguridad a nivel mundial.
Las lágrimas de los deudos y la incertidumbre del futuro no amilana a los juarenses, quienes no obstante actúan de forma prudente, convirtiendo en desiertas las calles, incluyendo aquella donde se asentaba el "Noa Noa", centro nocturno que hizo famoso Juan Gabriel.
De hecho, hace más de un año que Ciudad Juárez he perdido su vida nocturna y ni señales de aquel concepto campechano de la época de los "pachucos", que llevara como tema cinematográfico en casi todas su películas el cómico Germán Valdés "Tin Tan".
Los juarenses ya no ven a hombres que porten los pantalones holgados y los sacos largos, adornados con relojes y como remate el sombrero con una pluma en lo alto; ahora los ven con otro tipo de vestuario y en sus manos armas de grueso calibre.
La Ciudad Juárez que dejó de llorar por sus mujeres muertas por aquellas víctimas de los feminicidios, ahora llora por sus jóvenes, estudiantes de universidad y bachillerato, la mayoría de ellos jugadores de futbol americano.
El llamado "toque de queda", que tanta polémica causó hace tres años cuando fue propuesto, ahora retoma su auge e incluso, muchos juarenses se lo autoaplican, temerosos de que la tragedia podría serles cercana.
Mientras la comunidad deja desiertas las calles y sólo salen para lo necesario, los comerciantes claman por la misma "justicia" y por otros apoyos, al ver que sus establecimientos cada vez están más desolados y sus ventas caen, con la consabida quiebra.
La tragedia de Ciudad Juárez ha impactado a otras metrópolis con una dinámica similar, como la también fronteriza Tijuana, cuyas autoridades municipales recién suspendieron las horas extras en los bares y los centros nocturnos.
Por esa razón los juarenses claman justicia, pues en la medida que encuentren y enjuicien a los culpables de esta masacre, sabrán que no existe impunidad en Ciudad Juárez y retornará la confianza en sus autoridades, "pero sin fabricar culpables".