José Mujica, un Corazón de León premiado en Guadalajara

"Los únicos derrotados son los que bajan los brazos", proclamó el presidente de Uruguay, José Mujica, y aprovechó la entrega del galardón Corazón de León en la ciudad mexicana de Guadalajara para alertar sobre las graves consecuencias de la desigualdad en América Latina.

00103090-original.jpeg

El presidente de Uruguay, José Mujica.

El escenario en el que recibió el premio el sábado por la noche no pudo ser más emblemático. Es que en el auditorio Salvador Allende del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara el presidente chileno dio un discurso a la juventud sobre la solidaridad latinoamericana en 1972.

"Desde aquel lejano diciembre no habíamos tenido en este particular recinto la presencia y la palabra de otro jefe de Estado y nos da mucho gusto que el primero en hacerlo sea usted", le dio la bienvenida a Mujica el rector de la Universidad de Guadalajara, Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla.

"Miramos en usted un ejemplo de estatura política", agregó, para referirse luego a la "circunstancia difícil" que atraviesa México: "Los acontecimientos violentos ocurridos en Iguala, Guerrero, la muerte y desaparición de estudiantes normalistas son acontecimientos que nos duelen y avergüenzan como país".

Tras los discursos del rector y de José Alberto Galarza, presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) que concede el premio a personalidades destacadas, Mujica, de 79 años, bromeó: "Creo que tendría una tragedia si yo fuera más joven y me tomara al pie de la letra tantos elogios".

La sala estuvo totalmente abarrotada. Y es que la presencia de Mujica despertó tal expectativa que el auditorio de 600 butacas no dio abasto, por lo que muchos se quedaron afuera. A su ingreso, el presidente uruguayo fue recibido con fuertes gritos de "Pepe", "Pepe".

Fiel a su estilo, Mujica se dirigió durante unos 50 minutos en tono paternal y con palabras coloquiales al auditorio -compuesto sobre todo por estudiantes-, que le festejó sus ocurrencias y lo interrumpió en varias ocasiones con aplausos.

Si bien no hizo mención directa al caso de los 43 estudiantes desaparecidos, indicó: "Sé que pasan por un momento difícil. Pero miren un cacho (poco) para atrás a los que les dieron patria, los que pasaron, aquellos campesinos analfabetos, mugrientos y heroicos que crearon los cimientos de este país. Quiéranlos, siéntanlos, comprométanse, quieran su pueblo. Con todos los defectos que tiene".

Subrayó que la política "no es una profesión, sino una devoción". "Es el afán de querer a la gente y que la gente lo quiera, pero no el camino a llenar el bolsillo". Mujica, reconocido por la austeridad con la se desenvuelve en su cargo, explicó: "No necesito mucho más de lo que necesita el común de mi pueblo para vivir".

Mujica, del izquierdista Frente Amplio y que termina su mandato el 1 de marzo, se definió como "un viejo revolucionario lleno de reumatismos". "Pero si viviera dos vidas trataría de seguirlas viviendo al servicio de lo que siento y del fuego que viene prendido desde mis años casi de gurí (niño)".

También alertó sobre el grave impacto de la desigualdad en las naciones latinoamericanas. "De las 50 ciudades más peligrosas del mundo, 41 están en América Latina". "Por ello no tenemos que impactarnos de las consecuencias que tiene esa larga y honda desigualdad que nos afecta, y que es negadora de la democracia, es concentradora de poder y de riqueza", dijo.

"Semejante concentración de economía y de poder es una de las mayores enfermedades de nuestro tiempo", expresó, para luego recalcar que el Estado no debe renunciar a su rol de regulador. "En el mundo que vivimos 85 personas tienen lo mismo que casi la mitad de la humanidad pobre", ejemplificó el extremo al que llega la inequidad.

Esa excesiva concentración de la riqueza "se vuelve incluso en contra del propio desarrollo económico, porque van quedando bolsones sumidos en la desgracia que actúan como un contrapeso y son la carne de cañón del narcotráfico y de todas las maldades que nos rodean", alertó.

El presidente uruguayo también hizo un llamamiento contra el "consumismo atroz" y recalcó que son necesarias políticas tributarias que obliguen a pagar más a quienes más recursos tienen. "Es un principio de humanidad, es lógico", dijo.

El auditorio se puso al final de pie para aplaudir calurosamente a Mujica. Instantes antes, el presidente remató su discurso agradeciendo a México y aconsejando: "Quiéranse, mexicanos, y siéntanse parte de nuestra América". (DPA)