Algunos sostienen una taza exactamente de la misma forma que su gemelo, aún sin conocerlo, o aman el mismo tipo de música.
La gente suele decir: son los genes. Los científicos son un poco más prudentes con esta afirmación. Es cierto, dicen, que los genes tienen una gran influencia en la formación del cuerpo. Y también sobre la manera de ser de cada uno.
Pero los genes no lo son todo, advierten. Las investigaciones sobre gemelos y mellizos han determinado que mucho depende también de la forma en la que fueron criadas las personas. Y también de las experiencias que pasaron en su vida.
Existen por ejemplo algunos genes que influyen sobre la gordura de una persona. Pero si alguien se hace obeso o no depende también de otros factores. Entre ellos, de su alimentación y de su estilo de vida.
Un par de gemelos de genes idénticos puede diferenciarse siendo uno más gordo que el otro. Y esto se puede deber a que uno come más golosinas que el otro o hace menos actividad deportiva. En ese caso no se impuso el gen, sino los hábitos de vida que adquirió cada uno.