En el Segundo Foro sobre Seguridad y Justicia organizado por la Red en Defensa de los Juicios Orales, dijo que ninguna corporación policíaca y ningún policía viola los derechos humanos por definición, pues cuando incurren en esas fallas es por falta de capacitación.
Por ello, señaló la necesidad de tener mecanismos institucionales para encontrar un modelo de Policía que sea eficiente y adecuado para el país, pues es necesario trabajar en rediseñar la misma que se adecúe a las características y condiciones de la sociedad mexicana.
Al participar en la mesa de análisis sobre el papel de la Policía y el Ministerio Público, descalificó a los analistas que 'tratan de desbarrancar los esfuerzos institucionales para consolidar una Policía eficiente, que deben ser apoyados y cuando sea necesario generar la corrección de las decisiones'.
Reconoció que la mayoría de los delitos en los que incurre la Policía Federal, que es el área de su responsabilidad es el cohecho, en el que interviene no solamente el elemento sino la otra parte de la sociedad, que es quien aporta una gratificación por evitar la acción de la justicia.
Puntualizó que en México, como en todo el mundo las policías son un espejo de las sociedades en las que se desarrollan y es que 'son personas como todas, son compadres, hermanos, primos, vecinos. Los policías son parte de la sociedad mexicana'.
En ese sentido, llamó a los especialistas, analistas y a la gente a que cuando hablen de la policía lo hagan con todo cuidado, porque siempre hablan de corrupción, de violaciones a los derechos humanos, pero no se reconoce que los policías son parte de la sociedad mexicana.
A su vez, el jurista Rafael Heredia señaló que para la implementación de la reforma en materia de justicia penal, 'el talón de Aquiles' es la Policía, porque el problema básico de las corporaciones es el dinero, ya que no tienen prestaciones, cuentan con salarios bajos y siempre están en una situación de riesgo.
El investigador Ernesto López Portillo, del Instituto para la Seguridad y la Democracia, señaló que en México la Policía está mal concebida, pues está hecha para evitar el cambio, las transformaciones internas y se ha constituido en 'el bazo armado de los gobiernos para ejercer un control político.
Consideró que antes de resolver los problemas técnicos de la actuación de la Policía, lo que se debe resolver es el problema político, la forma en que los gobiernos conciben a las corporaciones para que se dediquen a cuidar a los ciudadanos y no los intereses de los gobiernos.