A pesar de las estrictas medidas seguridad, líderes de diferentes organizaciones afines al PRD colaron a sus agremiados desde muy temprana hora para recibir con consignas como: "¡Marcelo Presidente!", "Marcelo Presidente!".
Ebrard extendía la mano y saludaba a sus simpatizantes, esbozaba una sonrisa en su trayecto por la calle de Donceles en medio de las vallas que se colocaron en el Centro Histórico.
Los gritos se expandieron una y otra vez: "te queremos en el 2012"; mientras otros repetían "¡Marcelo presidente!", "¡Marcelo presidente!".
Las organizaciones opositoras a la gestión de Ebrard fueron interceptadas en calles aledañas, a través del operativo de seguridad montado en los alrededores de la Asamblea Legislativa.
Los encargados del operativo se seguridad exigían credenciales para permitir su ingreso.
Sin embargo esa medida no se aplicó a los seguidores del jefe capitalino, quienes entraron libremente.
Los manifestantes recibieron con buen ánimo a dirigentes perredistas, pero no a los opositores como en el caso de la líder del PAN en el Distrito Federal, Mariana Gómez del Campo, a quien hicieron sentir una rechifla.
Organizaciones inconformes reprocharon al jefe de gobierno capitalino, la situación de la ciudad de México, y la condiciones e irregularidades bajo la que se encuentran trabajadores de la administración local.