En entrevista con Efe, Turati, comunicadora de la revista Proceso, el semanario de investigación más importante de México, indicó que más de setenta periodistas mexicanos han sido asesinados en los últimos diez años por grupos criminales o funcionarios de gobierno.
"Los periodistas han dejado de informar o han tenido que exiliarse o mudarse a otros lugares si quieren seguir vivos", resaltó Turati, cofundadora de la organización Red Periodistas de a Pie, dedicada a la capacitación de periodistas y a la libertad de expresión.
Turati se encuentra en Puerto Rico como invitada por el Centro de Periodismo Investigativo para dictar hoy una charla para exponer la situación que vive la prensa de su país ante la violencia y la llamada "guerra contra el narcotráfico".
"Lo que intento es poner el ejemplo de la situación mexicana para hablar de los aprendizajes que hemos tenido los periodistas en México y del importante papel que tenemos los periodistas en todas las sociedades", destacó.
Turati calificó el trabajo de los comunicadores en México de "muy difícil" pues el Estado dejó de proveer seguridad a sus ciudadanos, lo que llevo al país a ser considerado el segundo más peligroso para ejercer el periodismo después de Irak.
Señaló que los periodistas se encuentran "entre varios fuegos", ya sea el del crimen organizado, el de los "funcionarios del gobierno" o el propio medio de comunicación al que trabajan, porque "muchas veces está vendido con el gobierno en turno".
La comunicadora, con 15 años de experiencia en la profesión, indicó que como estos crímenes no se castigan sale "barato" matar a periodistas, y por ello "los asesinatos no paran".
Explicó además que esta situación cada día es peor debido a que los narcotraficantes aumentan su presencia en nuevos territorios, compran a la Policía, financian campañas electorales y sostienen a gobiernos municipales o estatales.
"Cuando controlan todo el territorio requieren tener silenciada a la prensa para poder operar. Y ahí el periodista se encuentra en arenas movedizas de las que no siempre sale con vida. Comienza a recibir órdenes de los grupos criminales, de sus rivales y del ejército y queda atrapado", dijo Turati.
Indicó que, desgraciadamente, reportar sobre esas situaciones "es muy complicado" y que las condiciones de trabajo han llevado a que muchos periodistas hayan optado por la autocensura como única forma de preservar su vida, "pero con esa medida la sociedad pierde".
Lamentó además que, aunque existe una ley de transparencia y acceso a la información pública, los funcionarios han encontrado forma de evadirla y en varias ocasiones han intentado restringirla.
"A veces, el Gobierno federal da información sobre hechos criminales como el número de personas asesinadas, pero oculta su forma de medición y se contradice con otros conteos, por lo que es poco creíble", abundó.
Turati dijo además que entre sus labores está resaltar la importancia de la cobertura del tema de las drogas, pero desde un enfoque responsable, desde una visión de los derechos humanos, "que visualice a las víctimas, que siempre son las olvidadas en todos los conflictos y hechos violentos".
Explicó que su propósito como periodista es además comunicar sobre las víctimas de la narcoviolencia y sus familias, "cuyas historias pocas veces son escuchadas por los periodistas, pero son necesarias".
"Generalmente se le da voz a los victimarios, ya sean funcionarios públicos o grupos criminales, pero el sufrimiento de las víctimas no aparece", reflexionó Turati, quien ha trabajado en los diarios mexicanos Reforma y Excélsior. (EFE)