Un proyecto europeo de economía circular constata el valor de los bioresiduos

Varios países europeos, entre ellos España, participan en un ambicioso proyecto para demostrar que los residuos urbanos de origen orgánico, de los que aproximadamente el 75 % acaba en los vertederos, pueden transformarse en bioproductos valiosos.

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La Universidad de Alicante participa en un proyecto financiado por la UE en el que se emplean desechos cárnicos y residuos de pescado para producir harina de larvas de mosca soldado negra (Hermetica illucens) que tienen gran interés en la alimentación.

El proyecto, denominado "WaysTUP!", que financia en buena parte la Unión Europea, se basa en el modelo de economía circular, para economizar recursos, y la sostenibilidad.

Consiste en la reutilización de los desechos generados en los espacios urbanos, con la participación activa de los ciudadanos en las campañas de recogida selectiva para hacer frente al aumento de la población mundial, la expansión de las necesidades de alimentos y piensos y el cambio climático.

Su peculiaridad consiste en plantas experimentales en varias ciudades de Europa, como Alicante y Valencia (este español), Londres, Praga, Atenas, Terni (Italia) y la isla de Creta (Grecia).

En cada una de ellas se trabajará con un biorresiduo urbano específico, explica a EFE el investigador principal del proyecto en la Universidad de Alicante (UA), Santos Rojo.

Este experto universitario español coordina una de esas instalaciones, que maneja subproductos cárnicos, residuos de pescado y derivados del café.

En las demás plantas se tratarán otros biorresiduos urbanos para obtener, según cada caso, aceite de café, bioetanol, biodisolventes, bioplásticos, biocarbón e incluso aditivos alimentarios o proteínas derivadas de la biomasa de insecto.

En España están coordinadas entre sí las de Valencia y la de Alicante. La primera se dedica a la generación de aceites, colágenos y gelatinas a partir de residuos cárnicos y de pescado y de granos de café, y envía los subproductos sobrantes de esa transformación a la segunda.

La de Alicante los emplea para producir harina de larvas de la mosca soldado negra ('hermetia illucens'), de gran interés en alimentación animal, y un biofertilizante derivado del propio proceso de desarrollo biológico del insecto.

Múltiples estudios científicos han demostrado la idoneidad de la harina de insectos como fuente de proteínas de alta calidad en la nutrición animal.

La legislación europea permite el uso de estos productos en alimentación de animales de compañía, acuicultura y ganado porcino y avícola, aunque solamente cuando los insectos se alimentan a partir de ciertos tipos de subproductos, fundamentalmente de origen vegetal, precisó Rojo.

La fuente de proteína de la alimentación animal es "generalmente harina de soja o, a veces, de pescado o cárnica. Lo que se trata es de poder sustituir esas fuentes, muchas de ellas con poco grado de sostenibilidad, con proteínas de insectos, que tienen el plus de poderse obtener mediante economía circular y de manera mucho más eficiente", argumentó.