El estudio, difundido este viernes y publicado previamente en la revista especializada Environmental Health, se enfocó en madres latinas y, según los autores, explicaría la incidencia de obesidad infantil en niños hispanos.
Según los investigadores, los resultados indican que la baja calidad del aire es un factor que contribuye a la "epidemia de obesidad" en Estados Unidos, y, más específicamente, a la obesidad infantil entre latinos, debido a que los hispanos y otras minorías tienen mayores posibilidades de residir en lugares con elementos tóxicos en el aire.
"El alto nivel de obesidad entre ciertos grupos de nuestra sociedad no es simplemente el resultado de decisiones personales. Es más complicado que eso", dijo la doctora Tanya Alderete, autora del estudio y profesora en el Departamento de Psicología Integradora de la Universidad de Colorado en Boulder.
Concretamente, también se debe tener en cuenta "cuánta carga medioambiental uno sobrelleva".
Por ejemplo, según un reporte de 2018 del Centro Nacional de Evaluación Medio Ambiental (dependiente de la Agencia Medio Ambiental de Estados Unidos y citado por Alderete), los latinos están 1,5 veces más expuestos a respirar aire contaminado que los blancos.
A la vez, mientras que casi el 25 % de los niños latinos padece de obesidad, problema de salud que sólo afecta al 14 % de los niños blancos y al 11 % de los niños asiáticos.
Estudios anteriores habían correlacionado el fumar (una forma de aspirar contaminantes) durante la gestación con un aumento en el riesgo de la obesidad infantil. El nuevo estudio, sin embargo, se enfocó en latinas y sus bebés residentes en zonas con aire contaminado como, por ejemplo, Los Ángeles.
Al usar datos federales sobre contaminación ambiental y al seguir la trayectoria del crecimiento de los bebés, los investigadores encontraron que "una mayor exposición a contaminantes ambientales prenatales se asocia con marcados cambios en peso y adiposidad, o grasa corporal, en los primeros seis meses de vida".
Esos contaminantes, comunes cerca de fábricas, refinerías, carreteras muy transitadas y otros lugares, inflama los pulmones de los bebés, lo que a su vez inflama otros órganos, causando cambios metabólicos, incluyendo la sensibilidad a la insulina, con la consecuente obesidad y posiblemente diabetes.
El estudio pide que las embarazas que viven en zonas de aire contaminado que "reduzcan su exposición" a ese aire, por ejemplo, cerrando las ventanas de su vivienda, que no salgan al aire libre en días con índices altos de ozono y no caminen junto a carreteras transitadas.