Los beneficios para el medio marino de las cenizas del volcán

El investigador en Biología Marina Enrique Lozano considera que la ceniza que llega al mar procedente de un incendio forestal o una erupción volcánica provoca "múltiples beneficios" para el medio marino porque su sedimentación y descomposición enriquece la vida del ecosistema.

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Miembro de dos grupos investigadores de la Universidad de La Palmas de Gran Canaria y la Universidad de La Laguna, en el archipiélago de las Canarias, Lozano mantiene investigaciones que han girado en torno al estado de los organismos cuando presentan altas concentraciones de metales y trazas.

También estudia el efecto que tienen en ellos fenómenos como la erupción submarina de El Hierro (2011) y el volcán de La Palma (2021) que tras un tiempo, traen consigo elementos químicos de la roca como el hierro, que genera más alimento.

El experto, en una entrevista con EFE, explicó que el actual proceso de desgasificación del volcán Tagoro (El Hierro) hace que, durante su expulsión de dióxido de carbono, arrastre elementos como hierro, aluminio, plomo, cobre, zinc y manganeso.

El último estudio sobre este caso herreño, publicado por su equipo en 2022, concluyó que la concentración de estos elementos ha subido por encima de los índices “normales”, pero que han supuesto más beneficios que daños.

Por otro lado, los datos preliminares de la investigación relativa al volcán de La Palma, que se encuentra en fase de redacción, indican que se replicará la situación de El Hierro, afirmó Lozano.

El científico ejemplarizó este beneficio con la alta concentración de elementos como el hierro, con el que “a más presencia, más alimento”.

Aseguró, además, que la ceniza que llega al mar fruto de un incendio forestal también tiene un efecto positivo porque “a largo plazo, sedimenta y se descompone en ricos elementos”.

Para perpetuar ese enriquecimiento del ecosistema marino, Enrique Lozano reivindicó la existencia de más reservas marinas en el archipiélago que den rienda suelta a que los organismos crezcan y se reproduzcan.

“Serán útiles para que el medio cuente con una corte mayor, y supondrá un beneficio para la pesca porque estos organismos podrán trasladarse fuera de la reserva”, indicó.

NECESIDAD DE INVERSIÓN Y MONITORIZACIÓN CONSTANTE

Para realizar los estudios sobre el estado de organismos marinos con metales, trazas y fenómenos naturales, Lozano pertenece al grupo IUNAT de Ecología Marina Aplicada y Pesquerías (ULPGC) y al grupo interuniversitario de Toxicología Alimentaria y Ambiental (ULL).

El fin de este investigador y del resto de su equipo no es otro que el de observar el comportamiento de diversas especies ante “altas concentraciones” de distintos elementos.

La investigación en metales pesados y trazas lleva dos años en activo, con una labor de muestreo que alcanza distintos puntos del archipiélago, desde El Hierro hasta Lanzarote.

Algunas de las especies con las que trabaja son los camarones de charco, burgados, caracolillos, anémonas, caballas, sardinas y cabrillas.

El aluminio, cadmio, plomo y mercurio son algunos de los metales que analiza junto con elementos traza, que van desde cobre, hierro, boro, zinc hasta macroelementos como el potasio, calcio, sodio.

El científico recalcó que los organismos que son capturados para su análisis “no están protegidos” y, además, cuentan con un “alto volumen poblacional”.

Para su examen científico, estos seres vivos mueren en un ambiente controlado, se toman muestras y se congelan para, después, tratarlas en laboratorio.

El experto añadió que estos estudios requieren de continuidad para que sus conclusiones sean definitorias, “porque un muestreo no será suficiente”.

El problema para garantizar ese seguimiento investigador está en su coste, porque la inversión “es alta” y varía en función del tipo de muestra y su localización.

Aun así, Lozano añadió que los resultados de sus estudios han determinado, en ocasiones, “concentraciones altas” que no han llegado a ser perjudiciales para el consumo humano.