"Hemos alucinado con todas las marcas presentes por todas partes, toda la feria que se organiza en paralelo a la negociación, que es como un plató de televisión y de presentación de esas grandes marcas de cara a la galería", señaló la también secretaria de Organización de Podemos desde la sede de la conferencia de Naciones Unidas en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij.
Verstrynge hace referencia a que en la COP27 hay un total de 636 delegados relacionados con la industria de los combustibles fósiles, un 25 % más que los que había en la COP26, en Glasgow, reveló la semana pasada una investigación de la organización Global Witness.
REABRIR DEBATES CERRADOS
La secretaria de Estado dudó si ir a Sharm el Sheij, al considerar que existe un "lavado de cara verde", aunque finalmente acudió para una jornada con al menos dos temas sobre la mesa.
"La decisión de venir no fue fácil (...) Pero creíamos que era importante traer a la COP dos temas, el primero tiene que ver con que quedan menos de 10 años para cumplir la agenda 2030", apuntó, y añadió que estar en Egipto les puede ayudar a "establecer enlaces o colaboraciones con otros países que estén trabajando el tema de la agenda y ver hasta qué punto ven realizables esos objetivos".
Otro asunto es el de la implicación de las multinacionales, según Verstrynge, que se preguntó "hasta qué punto tienen que contribuir y cómo, si a través de obligaciones impositivas o de colaboraciones solidarias".
Este punto era "perfecto" para venir a Egipto, dado que están trabajando ahora en España en la ley de debida diligencia en la que dice que "las empresas españolas, las grandes multinacionales principalmente, dentro de las fronteras españolas o fuera, tienen todas que cumplir con su obligación de respeto de los derechos humanos y condiciones medioambientales".
No obstante, su paso por la COP no ha sido del todo positivo.
"Las conclusiones a las que estamos llegando es que otra vez estamos en debates que se asumían cerrados", como el de valorar el Acuerdo de París, cuyo objetivo es limitar el calentamiento mundial a muy por debajo de 2, preferiblemente a 1.5 grados centígrados.
PEDIRÁ RETIRAR SUBSIDIOS A COMBUSTIBLES FÓSILES
Verstrynge sabe que en España no todo es de color verde y que aún quedan cuestiones pendientes, como reflejó el pasado 14 de noviembre el Climate Change Performance Index (CCPI), un índice que monitoriza los esfuerzos en mitigación de la Unión Europea y 59 países de todo el mundo que representan el 92 % de las emisiones globales.
Según esta clasificación, España ha subido este año once posiciones, hasta el puesto número 23, con la calificación de "rendimiento medio".
Aunque los expertos valoraron en el informe la aprobación en 2021 de la Ley de Cambio Climático, critican la ausencia en España de un compromiso gubernamental para eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles, los cuales Verstrynge dijo que "planteará retirarlos".
Además, exigen que España incluya la participación de la sociedad civil en proyectos de energías renovables para una transición justa.
Al respecto, la responsable recordó que aún "hay muchos retos que nos quedan como país, evidentemente con el cambio climático. Creo que se han hecho cosas, pero faltan muchas como la gestión de las cuestiones relativas a la desigualdad y la pobreza".
Hizo hincapié en que muchos de los objetivos de la Agenda 2030 "se han ido cumpliendo a través de leyes que ha impulsado el Gobierno en coalición", y aunque puedan parecer "muy abstractos y muy lejanos, pero la realidad es que son objetivos a largo plazo que se van cumpliendo con leyes muy concretas, por ejemplo con una Ley de Vivienda estatal".
Sobre la participación de la sociedad civil, dijo que es "evidente que hay sectores de la población que están mucho más implicados, desde gente joven hasta mujeres".
Estas personas, según Verstrynge, "hacen ya incluso de manera desesperada acciones concretas y puntuales, que nos pueden gustar más o menos", en referencia a las acciones de grupos ecologistas en museos de alrededor del mundo durante las últimas semanas.
"Pero a lo mejor lo que tenemos que hacer es no mirar el dedo cuando se mancha la pared del Museo del Prado", ya que, aclaró, este tipo de acciones son una "acción legítima" que implica una "alarma" y un mensaje de que la "situación se volverá insostenible".
