El retroceso glaciar en la Antártida Occidental comenzó en la década de 1940

Los glaciares Thwaites y Pine Island, dos de los más importantes de la Antártida Occidental, habrían comenzaron su retroceso significativo ya en la década de 1940, compartiendo así una historia común de adelgazamiento.

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El glaciar Thwaites de la Antártida Occidental en 2019. Crédito: Robert Larter/UNIVERSITY OF HOUSTON

Un equipo encabezado por la Universidad de Houston (EE.UU.) que publica la revista PNAS estudia la historia del glaciar Thwaites, el más ancho del mundo y que mide unos 130 kilómetros, y sus resultados coinciden con estudios previos sobre el retroceso del Pine Island.

El Thwaites pierde unos 50,000 millones de toneladas de hielo más de las que recibe en forma de nieve, lo que pone en peligro su estabilidad. Un proceso acelerado que se observa desde los años setenta, pero el nuevo estudio sitúa en la década de los cuarenta el inicio de esa mecánica.

Los resultados de la nueva investigación sobre el glaciar Thwaites coinciden con trabajos anteriores que estudiaron el retroceso del glaciar Pine Island y descubrieron que comenzó en la misma década.

"Una implicación significativa de nuestros hallazgos es que una vez que se pone en marcha el retroceso de una capa de hielo puede continuar durante décadas, incluso si lo que lo inició no empeora", según James Smith, del British Antarctic Survey y coautor del estudio.

El equipo sugiere que el primer retroceso del Thwaites fue probablemente provocado por un patrón climático extremo de El Niño que calentó la Antártida occidental, del que no se ha recuperado, y actualmente contribuye en un 4 % al aumento global del nivel del mar.

Si el glaciar se llegara a derrumbar por competo se estima que el nivel global del mar aumentaría en 65 centímetros.

Es “significativo” que El Niño solo durara un par de años pero Thwaites y Pine Island siguen en marcado retroceso, lo que indica que “una vez que el sistema se desequilibra, el retroceso es continuo”, destacó la también firmante Julia Wellner, de la Universidad de Houston.

Lo más importante del estudio -según la líder del equipo, Rachel Clark- es que ese cambio “no es aleatorio ni específico de un glaciar", sino que forma parte de “un contexto más amplio de cambio climático. No se puede ignorar lo que está ocurriendo en este glaciar".

La investigación también establece que el retroceso en la zona de encallamiento de los glaciares, o el área donde los glaciares pierden contacto con el lecho marino y empiezan a flotar, se debió a factores externos.

Thwaites y Pine Island comparten una historia común de adelgazamiento y retroceso, lo que corrobora la opinión de que la pérdida de hielo en la Antártida occidental está controlada predominantemente por factores externos más que por la dinámica interna del glaciar o cambios locales, como el deshielo en el lecho del glaciar o la acumulación de nieve en la superficie.

El glaciar Thwaites desempeña un papel vital en la regulación de la estabilidad de la capa de hielo de la Antártida Occidental y, por tanto, en el aumento global del nivel del mar, según investigadores antárticos.

Thwaites es significativo no solo por su contribución al nivel del mar, sino que además actúa como “un corcho en la botella” que retiene una zona más amplia de hielo detrás de él": si se desestabiliza, “existe la posibilidad de que todo el hielo de la Antártida Occidental se desestabilice", advirtió Wellner.

Este estudio ayuda “a comprender mejor qué factores son los más críticos a la hora de impulsar el adelgazamiento y el retroceso de los glaciares que drenan la capa de hielo de la Antártida Occidental hacia el mar de Amundsen", afirmó el también firmante del estudio Claus-Dieter Hillenbrand.

Estos resultados mejorarán, según el científico, los modelos numéricos que intentan predecir la magnitud y el ritmo del futuro deshielo de la capa de hielo antártica y sus contribuciones al nivel del mar.