En los últimos tres años el poder adquisitivo del 93 por ciento de los griegos se ha reducido en un 38 por ciento, lo que ha llevado a que una de cada dos familias tenga problemas para satisfacer necesidades básicas.
La mitad de los griegos debe, por tanto, recurrir a sus ahorros, a la ayuda de familiares y amigos, a la tarjeta de crédito o a nuevos préstamos de bancos.
Por contra, los ingresos de solo un 48.3 por ciento de los hogares son suficientes para sufragar los pagos familiares cotidianos, además de impuestos, hipotecas, préstamos u otro tipo de gastos.
Según la citada encuesta, en el 33.5 por ciento de los hogares encuestados ninguna persona tiene un empleo, en el 35.5 por ciento solo trabaja una persona, y en el 40,8 por ciento hay al menos un desempleado.
El ingreso familiar anual del 65.7 por ciento de los hogares está por debajo de los 18,000 euros.
La crisis ha tenido un fuerte impacto en los hábitos de consumo, pues en torno al 70 por ciento de los encuestados reconoce haber recortado sus gastos incluso en la alimentación, el 80 por ciento en los transportes, el 92 por ciento en ropa y calzado, y el 83 por ciento en la calefacción.
Nueve de cada diez griegos han recortado el gasto dedicado al ocio y a los viajes, y un 45.2 por ciento dice comprar productos de peor calidad.
Por si esto fuera poco, el 72.6 por ciento de los encuestados cuenta con que este año sus ingresos sufrirán nuevos recortes.
La encuesta se realizó entre el 10 y el 19 de diciembre en 1,209 hogares de todo el país.