"Esto no puede continuar así", dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en un mensaje de video. Los jefes de Estado y de gobierno de la UE acordaron hoy reunirse el jueves en Bruselas para discutir la actual crisis migratoria en el mar Mediterráneo.
Unas 700 personas podrían haber muerto en el naufragio al sur de la isla italiana de Lampedusa. Según un superviviente, a bordo del barco hundido, que había partido de Libia, viajaban 950 personas.
"Ya se intercambiaron suficientes palabras", dijo el ministro del Interior alemán, Thomas de Maizière, este lunes durante una reunión de emergencia de ministros de Interior y de Exterior celebrada en Luxemburgo. De una u otra manera, casi todos los presentes opinaron lo mismo.
La Unión Europea debate hace dos años cuál podría ser su nueva política de migración. Los resultados son escasos.
Hasta ahora, cada Estado ha puesto énfasis en asegurar sus fronteras exteriores, fortalecer la lucha contra la inmigración ilegal y mejorar la situación en los países africanos.
Esta vez podría ser distinto. No sólo debido a que el último naufragio con hasta 950 muertos podría considerarse el peor hasta ahora ocurrido en el Mediterráneo, sino porque la presión moral y la crítica por la falta de acción de la UE ha crecido continuamente.
Además, parece estar claro que la reciente ola de migrantes es sólo el comienzo. Se esimta que en verano, cuando el mar Mediterráneo esté en calma, más personas se atreverán a la peligrosa travesía hacia Europa.
Los expertos esperan para 2015 un récord de migrantes en Europa, y con esa presión la UE necesita ir en busca de nuevas soluciones.
En Bruselas discutirán, entre otros, sobre un plan de financiación europeo de rescate. Entre las opciones está tomar como modelo el programa de rescate "Mare Nostrum", llevado adelante por Italia hasta finales de 2014. Sin embargo, muchos lo critican alegando que atraía a bandas de traficantes de personas y refugiados.
"En la práctica se observa que el despliegue de barcos ante la costa libia tiene un efecto perverso", señala el belga Theo Francken, encargado de temas de migración.
En la reunión extraordinaria de este lunes en Luxemburgo se evaluó duplicar los fondos para la misión de vigilancia marítima "Tritón". El programa actual de la UE cuenta con tres millones de euros, un tercio del presupuesto de "Mare Nostrum", y además no opera cerca de la costa libia.
La UE también respalda establecer campos de refugiados en el norte de África, por ejemplo, bajo los auspicios de la agencia pertinente de Naciones Unidas, ACNUR. En estos campamentos se intentará disuadir a los refugiados de huir en barcos destartalados y se podrá definir quién podrá viajar a Europa legalmente y quién deberá regresar a su país.
El trasfondo dramático de esta discusión es que la actual situación se debe, al menos en parte, al apoyo militar de algunos países de la UE a Libia para disminuir el movimiento insurgente en ese país.
Hasta su derrocamiento en 2011, el dictador Muamar Gadafi había servido a la Unión Europea como socio en la cuestión de los refugiados. Sus tropas controlaban las fronteras de manera efectiva y gracias a una cooperación libio-italiana los refugiados podían incluso ser interceptados en el mar y regresados al norte de África.
Hoy en día las fronteras hacia Libia están abiertas. Los traficantes de personas se aprovechan de esta situación y llevan a miles de individuos de países como Eritrea, Níger y Siria hacia la costa mediterránea, desde donde hay sólo unos pocos cientos de kilómetros por mar a Italia.
Un primer paso sería, por lo tanto, apoyar a Libia para asegurar sus fronteras. Esto, sin embrago, no está por el momento entre las opciones. Los países de la UE lo implementarían después de que las partes en conflicto acordaran un gobierno de unidad nacional y dieran garantías de seguridad.
Los esfuerzos de mediación de la ONU hasta ahora no han tenido el éxito esperado. "Las conversaciones de paz son tal vez a largo plazo la última oportunidad para evitar que Libia se rompa en pedazos", dijo el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank Walter Steinmeier.
"Si Europa no encuentra ahora una respuesta política, sería extremademente cínico", dijo Yves Pascouau, del renombrado Centro de Política Europea, en Bruselas. "Perjudicaría enormenente la imagen de Europa", afirmó.
Por su parte, la ministra del Interior de Austria, Johanna Mikl-Leitner, señaló: "Tenemos que encontrar una manera de salir de la espiral de la muerte". (DPA)