"Este silencio de la comunidad internacional está matando a los civiles sirios", dijo Davutoglu en una conferencia de prensa en el marco del Foro de Davos, junto a la secretaria general adjunta de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, Valerie Amos.
Davutoglu, cuyo país da refugio a 160,000 huidos de la guerra, manifestó que el agravamiento del conflicto ha convertido en prioritaria la necesidad de establecer corredores humanitarios que permitan llegar hasta los 4 millones de personas que, según los cálculos de Naciones Unidas, necesitan ayuda humanitaria.
El ministro consideró que el acceso es especialmente crítico en los casos de ciudades como Damasco, Hama y Deraa, donde las organizaciones a ayuda humanitaria tienen difícil acceso.
"Este acceso es especialmente importante en la parte central de Siria. Y lo importante es que la comunidad internacional acepte esto y tome una decisión. Cómo aplicarlo es otra cosa, lo importante es que la comunidad internacional muestre voluntad política", dijo.
Una posibilidad sería la creación de una zona de exclusión aérea sobre Siria que permitiera el acceso de la ayuda, pero "dado que puede resultar problemática para la comunidad internacional por sus implicaciones militares", Davutoglu consideró otras opciones.
"Otra vía es que el Consejo de Seguridad declare un crimen de guerra lo que está ocurriendo en Siria y que se lleve a sus responsables ante la Justicia internacional", apuntó el ministro.
Hasta ahora, China y Rusia, miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, se han opuesto a condenar a Siria por su represión de la revuelta y a incrementar la presión política y económica contra el régimen de Bachar Al Asad por considerarlo una injerencia.
Davutoglu denunció que la inacción del Consejo de Seguridad "pone todo el peso de la crisis sobre los países vecinos que acogen refugiados (más de 500,000) y sobre el pueblo de Siria".
"Parece que el mensaje es 'dejemos que se mueran todos, mantengamos el statu quo'. ¿Cuánto tiempo va a durar esta situación?", se preguntó el jefe de la diplomacia turca.
Turquía acoge en la actualidad a 160,000 refugiados en 16 campos y ha desembolsado 500 millones de dólares para atenderlos.
Valerie Amos, que la semana próxima volverá a Damasco tras una primera visita en diciembre, subrayó que "la situación humanitaria en Siria es ya catastrófica y está empeorando claramente", y cifró en cuatro millones el número de personas afectadas de manera directa por la violencia de las partes en conflicto.
Amos también fue muy crítica con la pasividad política, afirmando que "los civiles están pagando un precio muy alto por la incapacidad de la comunidad internacional para dar pasos concretos".
La máxima responsable de la asistencia humanitaria de la ONU admitió su frustración por la situación, pero consideró que "en un entorno extremadamente peligroso" las organizaciones de ayuda están "marcando la diferencia" para cientos de miles de personas.
Amos denunció que Damasco sigue dificultando el máximo el acceso a los agentes humanitarios y señaló que la situación es "extremadamente volátil", por lo que la ONU no cierra la puerta a ninguna posibilidad para hacer llegar la ayuda necesaria.
Preguntada por la posibilidad de un levantamiento del embargo de armas destinadas a la oposición, Amos contestó que Siria "no necesita más armas" sino una "resolución política del conflicto".
"Eso es lo que quiere el pueblo sirio", dijo.