En un mensaje escrito la pasada madrugada en su red, Truth Social, que es por el momento la única que está usando activamente, Trump insiste en que su imputación "sería catastrófica para nuestro país".
Según el político y empresario de 76 años, que se supone está en su mansión de Mar-a-Lago de Florida, su imputación puede buscarla "solamente un degenerado psicópata que verdaderamente odia a Estados Unidos", en alusión al fiscal Alvin Bragg, que fue quien inició el caso y pidió al gran jurado que estudie si sigue adelante con la instrucción del caso, algo que no se sabrá al menos hasta la semana próxima.
En su mensaje, Trump insiste en varias ideas repetidas una y otra vez desde que abandonó la presidencia: que tuvo más votos que cualquier presidente en toda la historia (aunque fue superado por Joe Biden, a quien niega la legitimidad electoral) y que "es un hecho conocido que no se cometió (por su parte) NINGÚN delito".
La animadversión de Trump hacia el fiscal Bragg ya tiene tintes personales: el jueves, lo llamó "un animal apoyado por (el financiero) Georges Soros a quien no le importa lo que está bien ni mal, y le da igual a cuánta gente pueda herir".
Bragg, que en los pasados días ha sido asediado por la prensa que se apostó desde el lunes junto al tribunal donde el gran jurado debe comunicar su decisión, ha declinado hacer cualquier declaración con respecto al caso.
Sin embargo, la pasada semana su oficina emitió un comunicado en el que decía que continuará "aplicando la ley con equidad y justicia", y que hablaría solo "cuando sea apropiado". "No toleraremos intentos de intimidar a nuestra oficina o de amenazar el imperio de la ley en Nueva York", agregó.