Trump acude por primera vez al Supremo para defender su ofensiva contra la Administración pública

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene previsto recurrir por primera vez al Tribunal Supremo para defender su ofensiva contra la Administración pública, buscando recortes de gastos y la lealtad de sus funcionarios.

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Fotografía de archivo en la que se registró al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a su salida de la Casa Blanca, en Washington DC (EE.UU.). EFE/Will Oliver

En concreto, según medios locales, el Gobierno de Trump ha preparado ya los documentos necesarios para solicitar al Supremo que le autorice a destituir a Hampton Dellinger, jefe de la Oficina de Asesoría Especial (OSC, en inglés), el organismo federal encargado de proteger a quienes denuncian irregularidades dentro de la Administración.

La petición ante el Supremo, a la que accedieron medios locales como The Hill, aún no ha sido presentada formalmente ante el tribunal, y no se espera que se haga hasta el martes, ya que el lunes es festivo en EE.UU.

Dellinger asumió en marzo de 2024, bajo el Gobierno de Joe Biden, el liderazgo de la OSC, una agencia que tiene entre sus prioridades defender a los empleados públicos de cualquier represalia por denunciar irregularidades dentro de la Administración.

Trump ordenó su destitución el 7 de febrero, pero un juez bloqueó temporalmente la decisión. El sábado, la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia, una instancia inferior al Tribunal Supremo, rechazó el recurso de la Casa Blanca contra esa orden judicial.

Trump parte con ventaja en el Tribunal Supremo, donde seis de los nueve jueces -incluidos tres designados por él en su primer mandato (2017-2021)- son conservadores.

Además, el año pasado, el tribunal falló a favor de otorgar a Trump y a todos los futuros presidentes una amplia inmunidad por acciones realizadas en el ejercicio de sus funciones, lo que en la práctica supuso una expansión sin precedentes del poder presidencial.

El despido de Dellinger se enmarca en la ofensiva del nuevo Gobierno de Trump para reducir el gasto público y disminuir las funciones de la administración federal, una estrategia liderada por el recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, en inglés), bajo la supervisión del empresario Elon Musk.

Como parte de este plan, también se ha desmantelado de facto la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB, en inglés), creada tras la crisis financiera de 2008, con sus oficinas cerradas y sus empleados en el limbo.