En una escala del uno al cinco -de "no es un problema en absoluto" a "es un problema muy serio"- la corrupción recibe una puntuación media de 4.1, según el octavo Barómetro Global de la Corrupción de TI, que ha interrogado a 114,000 personas de 107 países.
Sólo en once de los 107 países analizados los encuestados creen percibir mejoras a nivel de transparencia -lo que tampoco significa que la situación en términos absolutos sea buena-: Azerbaiyán, Bélgica, Camboya, Fiji, Filipinas, Georgia, Ruanda, Serbia, Sudán del Sur, Sudán y Taiwán.
Mientras, en otros trece países la situación no ha variado en el último bienio y en los 83 restantes ha empeorado, apunta el barómetro, que se diferencia del Índice de percepción de la corrupción que realiza también Transparencia Internacional en que no establece un ránking de países y pregunta a gente corriente y no a expertos.
Los países con más pesimistas son Argelia, donde el 87 por ciento piensa que la situación ha empeorado, el Líbano (84 por ciento), Nigeria (84 por ciento), Túnez (80 por ciento) y Vanuatu (80 por ciento).
El 51 por ciento de los interrogados considera que los partidos políticos son la institución más corrompida, seguida por la policía (31 por ciento ) y por el poder judicial (24 por ciento), las tres instituciones dedicadas a erradicar la corrupción.
Además, un 54 por ciento de los encuestados asegura que los gobiernos trabajan en parte o en gran medida para grupos de interés, aunque llaman la atención las tasas registradas en los países en crisis de la eurozona.
El 88 por ciento de los interrogados a escala global señala que los ejecutivos son "ineficaces" en la lucha contra esta lacra, un 45 por ciento agrega que denunciar un caso de corrupción no sirve para nada y otro 35 por ciento no lo hace por "miedo a las consecuencias".
Casi uno de cada tres encuestados denuncia que se vio forzado a pagar un soborno el año pasado y casi dos de cada tres indica que las relaciones personales lubrican la maquinaria administrativa. (EFE)