Nueve personas murieron, entre ellas un bebé de 11 meses, tras ser alcanzados por árboles, postes eléctricos, muros y otras estructuras que fueron arrancadas o derribadas por los vientos del tifón, que llegaron a hasta los 150 kilómetros por hora, con ráfagas de 170.
Otras tres personas se ahogaron en ríos crecidos, dos fallecieron por postes de luz y una persona a causa de un ataque cardíaco, según datos de los equipos de rescate y la policía.
La tormenta, llamada "Glenda" a nivel local, arrasó Manila durante unas cuatro horas antes de que bajara algo la intensidad de sus vientos. El tifón se desplaza ahora de Filipinas a Vietnam a 25 kilómetros por hora.
La electricidad se cortó en muchas partes de Manila y el este de Filipinas, donde casi 400,000 personas huyeron de sus hogares antes de la llegada de "Rammasun" el martes.
En Manila, donde viven 12 millones de personas, tuvieron que suspenderse las clases en todos los niveles, y las oficinas públicas y algunas privadas cerraron sus puertas.
Más de 200 vuelos nacionales e internacionales fueron cancelados en la capital, donde también se suspendió el servicio de trenes.
Los fuertes vientos del tifón derribaron los postes de electricidad y carteles, que bloquearon las calles de la ciudad y alrededores. Las antenas y grúas se balanceaban al pasar el ojo de la tormenta por la bahía de Manila.
Algunas centrales eléctricas fueron cerradas de manera preventiva, indicó el ministro de Energía, Jericho Petilla. El funcionario añadió que harán falta tres días para arreglar los daños y devolver el suministro.
"Rammasun" es el tifón más fuerte que afecta a Filipinas este año. El país aún se recupera del paso de "Haiyan", uno de los peores del mundo, que en noviembre dejó más de 6,200 muertos. (DPA)