El mandatario nipón realizó esta ofrenda en el marco del festival bianual que el santuario celebra en primavera y otoño en homenaje a la memoria de los japoneses caídos en conflictos bélicos, y emula el protocolo que siguió durante años su sucesor, Shinzo Abe.
Suga también envió una ofrenda en el pasado festival de otoño, en torno a un mes después de llegar al cargo tras la renuncia de Abe, e igual que entonces, no tiene previsto personarse en el santuario.
Quien sí visitó hoy el lugar fue el ex primer ministro Abe, que volvió a pisar los terrenos del santuario el pasado octubre después de dejar el cargo por problemas de salud y tras años de contención.
"He visitado (el santuario) para mostrar mi sincero respeto a los espíritus de quienes lucharon y dedicaron sus vidas al país", dijo Abe a los periodistas tras la visita, según declaraciones recogidas por la agencia de noticias japonesa Kyodo.
El santuario sintoísta de Yasukuni lleva años envuelto en polémica y suele ser motivo de roces diplomáticos con países vecinos, que lo considera un símbolo del pasado militarista de Japón.
En él se honra a los caídos por Japón entre finales del siglo XIX y 1945, más de 2.4 millones de personas, entre ellos 14 políticos y oficiales del Ejército Imperial condenados como criminales de guerra de clase A por el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente al término de la Segunda Guerra Mundial.
Abe llegó a presentar personalmente esta ofrenda en Yasukuni cuando todavía era primer ministro, hasta 2013, tras críticas dentro y fuera del país que motivaron que empezara a enviar las ofrendas.
China y Corea del Sur, países que sufrieron agresiones bélicas de Japón, han venido expresando sus quejas por los homenajes oficiales en Yasukuni a causa de viejas heridas vinculadas con el pasado colonial de Japón.