¿Se repite Crimea? En el este de Ucrania las cosas son diferentes

El modo de proceder recuerda a la crisis de Crimea. Activistas leales a Moscú ocupan un edificio de la administración local en el este de Ucrania, proclaman una república, nombran a un gobierno de transición y piden "tropas de paz" rusas.

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Milicianos con vestimenta de camuflaje y bastones en la mano patrullan ante la administración local de Donestk, donde habitan más de un millón de personas. Con alambre de púas y neumáticos se preparan para hacer frentea a posibles intervenciones de las unidades especiales. Las imágenes de Donsetsk, Járkov y Lugansk parecen emanar de una oleada de separatismo en los territorios cercanos a la frontera rusa.

Sin embargo, a los manifestantes les falta apoyo. Mientras sus precursores en Crimea partieron de una postura de fuerza y también conformaron en el Parlamento rápidamente una mayoría, los insurrectos en Donestk apenas pudieron atraer más de unas 2,000 personas a las manifestaciones.

Un estudio actual del Institute of Public Affairs de Varsovia, encargado por la fundación alemana Bertelsman, señala que una amplia mayoría en la parte rusoparlante del este de Ucrania se siente en su patria. A diferencia de Crimea, tan sólo unos pocos está a favor de entrar en la Federación Rusa, según arrojan las encuestas. En Járkov el gobierno central recuperó rápidamente el control.

Sin embargo, la tensión es elevada. Kiev acusa a Moscú de haber provocado disturbios con ayuda de provocadores a sueldo. Los medios locales subrayan que los activistas que protestan son gente de fuera, probablemente rusos del otro lado de la frontera. En Járkov al parecer los manifestantes asaltaron un teatro porque lo confundieron con el ayuntamiento.

Y el ministerio ruso de Asuntos Exteriores no contribuye con un lenguaje duro al hablar de "preparativos militares" de Ucrania en el este rusófono. Moscú advierte del peligro de una guerra civil y exige que el país vecino se convierta en una federación.

Según la OTAN, Rusia ha desplegado junto a la frontera con Ucrania a hasta 40.000 soldados. Los expertos no dudan de que las tropas puedan ocupar el país vecino si así lo ordenase el presidente ruso, Vladimir Putin.

Sin embargo, son muchos los analistas que coinciden en subrayar que Putin no tiene razón alguna para hacerlo. Tan sólo para modernizar la economía, todavía muy marcada por la era soviética, el Kremlin tendría que invertir miles de millones.

El ingreso de Crimea en la Federación Rusa ya amenaza con desequilibrar el presupuesto durante años, pues cientos de miles de pensionista recibirán su pensión de Rusia y la cantidad a percibir es casi el doble de lo que se pagaba en Ucrania. Aparte, el este de Ucrania no tiene el valor simbólico de Crimea, que muchos rusos consideraban parte integral del país.

A ello se suma que las condiciones son peores. A diferencia de Crimea, no hay soldados rusos estacionados dentro de Ucrania. En la península, base desde hace más de 230 años de la flota rusa en el Mar Negro, la tropas rusas podían actuar rápidamente desde sus bases.

En apenas unas horas, los "hombrecitos verdes", como la población prorrusa los denominó, ocuparon lugares estratégicos, algo que por ahora no se ha visto en el este de Ucrania.

Y mientras en el caso de Crimea, políticos y destacadas personalidades rusas se apresuraron a hablar de un "regreso" de la península y se dejaron ver en la región para manifestar su solidaridad, en el caso del este y el sur de Ucrania no ha ocurrido nada similar. "Propongo no hablar en condicional. Ha quedado demostrado que es muy contraproducente en tiempos de crisis", dijo del ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, en referencia a las especulaciones sobre un posible avance de Moscú.

La inestabilidad en Ucrania incluso le podría venir bien al presidente ruso, según señalan algunos analistas, pues podría dar la oportunidad a Putin para que se aprecie la estabilidad en su país.

No obstante, Putin sigue presionando al gobierno proocidental de Kiev con sus críticas, pues lo tacha de ilegal. Ahora crecen las dudas de si las elecciones presidenciales del 25 de mayo realmente se podrán llevar a cabo en toda Ucrania.

La amenaza de Rusia sigue ahí. Putin tan sólo tiene que esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos, según señalaba hoy "Moskovski Komsomolez": "Si en el país vecino estalla una guerra civil, Rusia no podrá quedarse de brazos cruzados". (DPA)