Rusia rechaza responder a Merkel y los halcones rusos denuncian una conspiración occidental

El Kremlin se negó hoy a responder a Berlín por el presunto envenenamiento con el agente tóxico Novichok del líder opositor, Alexéi Navalni, mientras los halcones rusos denuncian una conspiración occidental para agravar el aislamiento internacional de Rusia.

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"Yo me andaría con cuidado a la hora de hablar de acusaciones contra el Estado ruso. Sea como sea, no hay acusaciones y no hay motivo para acusar a Rusia", dijo hoy Dmitri Peskov, portavoz presidencial, a la prensa local.

Moscú intentó quitar hierro a las acusaciones de Berlín y se negó a responder por el "crimen", como le exigió ayer la canciller alemana, Angela Merkel, hasta que los médicos alemanes no entreguen a la parte rusa todos los datos de los análisis toxicológicos.

"Nuestros órganos de investigación efectúan las correspondientes pesquisas. Estas acciones se verían beneficiadas por la información de la parte alemana. Por ahora, no hemos recibido ninguna información. Esperemos que esto ocurra en breve", señaló.

NO A MÁS SANCIONES OCCIDENTALES

Al mal tiempo, buena cara. Esa parece ser la estrategia elegida por el Kremlin ante una posible andanada de sanciones, que agravaría aún más el ostracismo de Rusia, ya en apuros por su apoyo al autoritario presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko.

"No vemos motivo para (la imposición de) alguna clase de sanciones. Nosotros nunca hemos aceptado el lenguaje de sanciones", insistió Peskov.

Las sanciones podrían paralizar el tendido del gasoducto Nord Stream, que lleva gas ruso a Alemania a través del Báltico y que había sido muy criticado por EEUU, los países bálticos y Polonia.

"Nord Stream 2 es un proyecto comercial que va en interés de los dos países y en interés de la seguridad energética de todo el continente europeo", agregó.

Y consideró dictados por la emoción, más que cimentados en "hechos concretos", los llamamientos en el Parlamento alemán a suspender dicho proyecto.

DIÁLOGO CON OCCIDENTE

El portavoz del Kremlin insistió en que Moscú está interesada en "establecer los motivos de lo ocurrido con el paciente de Berlín", en alusión a Navalni, de 44 años y en coma desde el pasado 20 de agosto.

Insistió en que los médicos siberianos que trataron a Navalni en la ciudad de Omsk antes de su traslado a Berlín le sometieron a numerosos análisis, pero "no hallaron ninguna sustancia tóxica".

A su vez, negó que haya necesidad para una declaración al respecto del presidente ruso, Vladímir Putin, quien tampoco tiene previsto conversar con la canciller federal alemana, Angela Merkel.

Merkel adelantó ayer que el envenenamiento del opositor ruso tendrá una "respuesta común adecuada" porque atenta contra los "derechos y valores fundamentales", y llamó al Gobierno ruso a responder.

"El mundo espera una respuesta", dijo.

Peskov comentó que, "a todas luces, si la canciller federal hace tal declaración, significa que hay algún tipo de resultado sustancial de la investigación de los especialistas".

"Nosotros, sin lugar a dudas, no querríamos que nuestros socios en Alemania y otros países europeos se precipitaran a la hora de hacer ciertas valoraciones. Preferiríamos entablar un diálogo", precisó.

HALCONES DENUNCIAN CONSPIRACIÓN

Mientras, halcones como el presidente de la Duma y el jefe del servicio de espionaje exterior denunciaban una conspiración occidental para denigrar al Kremlin.

"Lo que ocurre en torno a Navalni demuestra cada vez más que se trata de una acción planificada contra Rusia cuyo fin es imponer sanciones a Rusia e intentar contener el desarrollo de nuestro país", comentó Viacheslav Volodin, presidente de cámara baja del Parlamento ruso.

Volodin aseguró que a la Unión Europea y a la OTAN no les gusta que la economía rusa se fortalezca cada año y aumente la influencia del Kremlin en los "procesos internacionales".

"No quieren que nuestro país sea fuerte", precisó.

Y relacionó directamente este caso con la crisis bielorrusa y el intento de Occidente de impedir que Moscú proteja a Minsk de la injerencia exterior en favor de los manifestantes antigubernamentales.

Le secundó el jefe del servicio de espionaje exterior, Serguéi Narishkin, quien no descartó que el caso Navalni sea una provocación occidental, al igual que la posibilidad de que el presunto envenenamiento sea una escenificación.

MÉDICOS RUSOS NIEGAN ENVENENAMIENTO

Los médicos siberianos que trataron a Navalni cuando fue ingresado en un hospital de la ciudad de Omsk negaron que el Novichok sea el causante del coma del opositor, organizador de las mayores protestas contra el Kremlin de los últimos 20 años.

"En las primeras ocho horas de estancia del paciente se le realizaron análisis químico-toxicológicos en tres laboratorios independientes. No se halló ni en la sangre ni en la orina ningún tóxico, incluido venenos potentes como los organofósforos", señaló Alexandr Sabáev, toxicólogo jefe del hospital de Omsk.

Insistió en que si el paciente hubiera sido envenenado con Novichok, hubieran sufrido los pasajeros que le acompañaban en el avión y también el personal sanitario que le trató.

Es de la misma opinión uno de los científicos que participó en el desarrollo de Novichok en tiempos soviéticos, Vladímir Uglev.

"Nunca he podido hablar con alguno de los afectados. En todos los casos tuvieron un desenlace fatal. (...) sin quererlo ni beberlo, Navalni cayó y entró en coma. Eso no pasa con el Novichok", comentó.

TERROR POLÍTICO

Sea como sea, la prensa independiente ya habla de que el envenenamiento de Navalni abre una "nueva época" de terror político en Rusia.

"Ha llegado una nueva época. La época de los asesinatos políticos a la luz del día. Hay una persona, hay un problema. Ya no hay esa persona, se acabó el problema", escribió Yulia Latínina, comentarista de "Nóvaya Gazeta" exiliada en el extranjero después de ser amenazada de muerte.

Latínina pronostica que, a la vista de la caída de popularidad de Putin, "el número de opositores al régimen que serán asesinados, apaleados o envenenados, no hará más que crecer".

"Tendremos un sistema en el que cualquiera puede ser víctima de la violencia, como en (las purgas de) 1937, cuando cualquiera podía sufrir una delación", señaló.

La pasada semana también fue víctima de un brutal ataque cerca de su domicilio, Yegor Zhúkov, el joven universitario que se convirtió en el héroe de las protestas masivas de 2019 en Moscú.

"Ya está en casa, pero la cara aún la tiene toda partida. Le atacaron por su actividades políticas", comentó hoy a Efe su portavoz.

Mientras, el Kremlin utiliza la misma estrategia que con el asesinato de la periodista Anna Politkóvskaya o el político Boris Nemtsov, ni siquiera cita por su nombre a Navalni, al que llama "el paciente de Berlín".

"Nos ha hecho más daño su asesinato que sus artículos", dijo Putin tras el asesinato de Politkóvskaya, perpetrado el día del cumpleaños del jefe del Kremlin en 2006.