"¿Dónde están los recortes de gastos del presidente?", preguntó irónico Boehner durante un breve discurso en el Congreso.
Según Boehner, que preside la Cámara de Representantes, "en este momento el pueblo estadounidense tiene que estar preguntándose: ¿cuándo el presidente se va a tomar esto (el "abismo fiscal") en serio?".
Como "abismo fiscal" se ha denominado a la combinación del alza generalizada de impuestos y los recortes del gasto público pactados en 2011 para reducir el abultado déficit que entrará en vigor en enero si la Casa Blanca y los republicanos no logran antes un acuerdo.
El principal punto de desacuerdo en las negociaciones es la subida de impuestos para el 2 por ciento de los ciudadanos más adinerados.
Obama defiende esa subida como fundamental para aumentar los ingresos del Gobierno, pero los republicanos se oponen y exigen que las exenciones impositivas generales aprobadas durante el mandato de George W. Bush se prorroguen para todos los ciudadanos, no sólo para los hogares que ingresan menos de 250,000 dólares anuales.
Los republicanos quieren llevar el debate hacia el recorte de gastos y algunos están abiertos a aceptar el aumento de impuestos para las rentas más altas, siempre que Obama haga concesiones en lo que se refiere a reducciones en programas de ayuda social.
"Cuanto más tiempo pasa con la Casa Blanca caminando lento en este proceso, más cerca está nuestra economía del abismo fiscal", advirtió Boehner.
Por su parte, el director de comunicaciones de la Casa Blanca, Dan Pfeiffer, respondió a Boehner en Twitter y sostuvo que la "ironía" es que la propuesta de Obama sí contiene recortes de gastos "muy específicos", frente al "casi ninguno" del plan republicano.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, recordó poco después en su rueda de prensa diaria que el presidente ya presentó en 2011 un plan específico con recortes de gastos para reducir el abultado déficit.
Carney también comentó que Obama está dispuesto a tomar "decisiones duras" sobre el recorte del gasto público para alcanzar un acuerdo, pero agregó que son los republicanos los que deben hacer una propuesta concreta al respecto.
La oferta republicana incluye una subida de los ingresos federales de 800,000 millones de dólares a través de la supresión de exenciones y deducciones, frente a los 1.6 billones planteados por Obama.
Además, los republicanos plantean un recorte de 600,000 millones en programas de seguridad social en los próximos diez años, en contraste con los 350,000 millones del plan gubernamental.