Wisconsin, Pensilvania y Michigan, los tres estados que son el blanco del reclamo de un recuento legal iniciado por el Partido Verde y apoyado por el equipo de Hillary Clinton, fueron ganados por Donald Trump por una diferencia de más de 28 mil, 10 mil y 70 mil votos de forma respectiva.
Un grupo de expertos sugirió la posibilidad de algún tipo de “hackeo” cibernético toda vez que Clinton obtuvo 7.0 por ciento menos votos en los condados de estados como Wisconsin, con sistemas de votaciones electrónica, que en aquellos condados que usaron boletas de papel.
Aunque Donald Trump perdió el voto popular por más de dos millones de sufragios en los comicios del 8 de noviembre, ganó el Colegio Electoral, donde logró 290 votos electorales contra 232 para Hillary Clinton. Trump consideró los recuentos una “triste” pérdida de tiempo y dinero.
Wisconsin, Pensilvania y Michigan representan 46 votos electorales. Si el resultado original de las elecciones fuera invalidado y asignado el triunfo a Clinton, se convertiría en la ganadora de las elecciones con 278 votos electorales, frente a 260 para Trump.
Pero el proceso de recuento está lleno de complicaciones, tanto legales como prácticas, para completar los recuentos conforme a los plazos legales establecidos.
Bajo la ley Federal, todos los recuentos de votos en elecciones presidenciales deben ser completados antes del 13 de diciembre, seis días antes de la sesión formal del Colegio Electoral en los 50 estados del país.
Si por algún motivo los estados que sean objeto de un recuento no completan el proceso dentro del plazo legal, será el Congreso federal quien determine si los votos electorales de los estados son válidos para la contabilidad final del Colegio Electoral.
En el caso de Wisconsin, que recibió la petición formal del recuento el viernes, sólo 90 minutos antes de que venciera el plazo legal, las autoridades deben recontar más de 2.9 millones de votos emitidos en 72 condados.
La Comisión de Elecciones de Wisconsin confió en que podrá recontar los registros electrónicos o, en su caso, las boletas de papel, en alrededor de una semana, por lo que no tiene duda de que podrá cumplir con los plazos legales.
El estado de Pensilvania, que tiene un plazo de solicitud de recuento que vence este lunes, presenta las mayores complicaciones para los partidarios de un nuevo conteo, pues éste debe ser aprobado por el sistema judicial y no directamente por las autoridades electorales.
Para formalizar la petición, tres votantes de cada uno de los más de nueve mil distritos electorales deben presentar una declaración escrita ante notario público y someterlas de manera individual ante los empleados de sus distritos electorales, los cuales establecen plazos distintos.
Sólo poner en marcha la petición en Pensilvania tiene un costo inicial de medio millón de dólares.
En el caso de Michigan, que oficialmente dio este lunes el triunfo a Trump y donde el plazo de solicitud de recuento vence el miércoles, el propio presidente electo puede objetar el recuento a fin de que el caso sea decidido por la Junta Estatal Electoral (BSC).
Durante la campaña electoral, Trump afirmó reiteradamente que el sistema electoral estaba amañado en su contra y denunció al Colegio Electoral como obsoleto. Aunque después de los comicios minimizó los recuentos, sostuvo que hubo millones de votos “ilegales” en todo el país.
Los recuentos electorales no son inusuales en Estados Unidos en comicios locales. En 27 recuentos estatales y locales celebrados desde el año 2000, sólo se ha revertido el desenlace en tres casos y en todos ellos el ganador final ha sido un candidato del Partido Demócrata.
En algunos estados el recuento es de hecho automático si la diferencia en el resultado de una elección es de 0.5 por ciento o menos.
Pero no existe un precedente similar en elecciones presidenciales. En el año 2000, el recuento de votos en el estado de Florida confirmó, por una diferencia final de apenas 537 votos, a George W. Bush como el ganador del Colegio Electoral, aunque perdió el voto popular ante Albert Gore.
En 2004, el propio Partido Verde había solicitado el recuento de los votos en las elecciones de Ohio, que fueron ganadas por Bush. Al final de un proceso que demoró casi dos meses, Bush contabilizó unos 200 votos menos del resultado original, pero el recuento no alteró el resultado.