"Nuestra democracia está en juego. El presidente no nos deja otra opción", dijo Pelosi en una intervención televisada desde el Congreso en la que remarcó que Trump "abusó" de su poder para su "propio beneficio político personal a expensas de la seguridad nacional" de EE.UU.
Pelosi justificó la decisión por las presiones de Trump a Ucrania para que investigase al ex vicepresidente y aspirante a la candidatura presidencial demócrata Joe Biden y su hijo Hunter por presunta corrupción en ese país.
En este sentido, afirmó que "las acciones del presidente han violado gravemente la Constitución" y reconoció que tomaba la decisión con "tristeza, humildad y respeto por los padres fundadores de la república".
La creciente tensión entre Pelosi y Trump quedó en evidencia cuando la líder demócrata abandonaba su habitual comparecencia semanal ante los medios y un reportero le preguntó si odiaba al mandatario y si ese era el motivo detrás de la investigación para abrir un juicio político al mandatario.
Aparentemente nerviosa y ya a pocos pasos de la puerta de la salida, la demócrata se paró en seco, respondió que los demócratas no odian a nadie y regresó de manera repentina al atril para continuar su contestación.
"Como católica me ofende que use la palabra odio en una frase que se refiere a mí. No odio a nadie (...) Siempre rezo por el presidente, y sigo rezando por el presidente. Así que no juegue conmigo cuando se refiere a palabras como esta", dijo visiblemente molesta.
Apenas unos minutos después, Trump cargaba contra la legisladora al asegurar que había sufrido "un ataque de nervios" porque no aceptaba su éxito en la Casa Blanca.
"Nancy Pelosi acaba de tener un ataque de nervios. Odia que en breve vayamos a tener 182 nuevos jueces y mucho más. La Bolsa y el empleo han batido récords. Ella dice que 'reza por el presidente'. No le creo, ni de lejos", aseveró el mandatario.
La investigación para abrir un juicio político a Trump, que ha dividido fuertemente a una opinión ya muy polarizada en EEUU desde la llegada del presidente a la Casa Blanca, se encuentra ya avanzada en el Congreso.
Después de dos semanas de audiencias públicas dirigidas por el Comité de Inteligencia de la Cámara, encargado de hallar pruebas en el comportamiento de Trump para iniciar un juicio político contra él, ahora es el turno del Comité Judicial, para definir si esas ofensas son suficientes o no para continuar con el proceso.
Una vez se redacten los cargos, y previa aprobación de este comité, se someterá a votación en el pleno de la Cámara de Representantes, donde se espera que salga adelante sin problemas dada la confortable mayoría de los demócratas en la cámara de 235 frente a 199.
No hay fecha por el momento para esta votación, pero se apunta como posible que se realice antes del final del año.
El segundo capítulo del juicio político, que será el final, tendrá lugar en el Senado, donde los republicanos cuenta con ligera mayoría de 53 frente a 47 demócratas.
No obstante, las leyes exigen el respaldo de dos tercios de la Cámara Alta, por lo que sería necesario el voto a favor de la destitución de Trump de una veintena de senadores republicanos, algo altamente improbable.
El actual presidente republicano se convierte así en el cuarto inquilino de la Casa Blanca que encara un juicio político, del que salieron airosos en su momento Andrew Johnson (1865-1869) y Bill Clinton (1993-2001), y que forzó a renunciar a Richard Nixon (1969-1974) antes de que se produjera.