Pekín desacata la orden de la OMC para abrir su sector cinematográfico

China envió un comunicado pidiendo a la organización que entienda el "difícil y complicado proceso que afronta en la implementación" de sus obligaciones en el sector del entretenimiento.

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Tian Jin, director de la agencia reguladora china SARFT.

China no tiene previsto acatar el fallo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para abrir su sector cinematográfico, editorial o musical a los contenidos extranjeros, por lo que la industria pide a las instituciones internacionales mayor presión contra la segunda potencia económica.

La fecha límite para que China eliminara la prohibición de importar más de 20 películas extranjeras al año finalizó el fin de semana, sin ninguna señal por parte de Pekín para abrir el acceso al sector, una apertura a la que se comprometió al acceder a la OMC en 2001.

"No vamos a eliminar la restricción de 20 películas extranjeras por año. Eso son solamente rumores", señaló la oficina de prensa de la Administración Estatal de Radio, Cine y Televisión (SARFT, por sus siglas en inglés).

China envió un comunicado pidiendo a la organización que entienda el "difícil y complicado proceso que afronta en la implementación" de sus obligaciones en el sector del entretenimiento.

Mientras la OMC estudia el paso siguiente, las firmas afectadas se quejan de que los organismos mundiales son cada vez más débiles para imponer su criterio a la segunda potencia económica.

"Está claro que de momento no van a abrir su sector cinematográfico", señaló un directivo de una distribuidora estadounidense en Pekín.

La Motion Picture Association (MPA), que agrupa a los gigantes de Hollywood, emitió esta semana un comunicado expresando su decepción por la actitud pasiva de Pekín ante la decisión de la OMC.

China no sólo impone una férrea censura en los sectores en los que debería permitir el acceso de contenidos extranjeros que podrían malograr el aparato propagandístico más sofisticado del globo, sino que con su desacato favorece a sus monopolios nacionales.

La taquilla china se convirtió en 2010 en la segunda más importante del mundo, después de Estados Unidos, para las grandes productoras de Hollywood, con una recaudación récord de 1,530 millones de dólares.

La limitación de 20 películas afecta a lo que se conoce como "taquilla compartida", con la que la distribuidora extranjera y la china comparten beneficios, pero Pekín permite la proyección de otras 40 cintas adicionales con distribución a precio fijo, menos beneficiosa para las firmas foráneas.

La mayoría de las cintas de taquilla compartida son de Estados Unidos, mientras que Francia consiguió ingresar 5 películas el año pasado; todas ellas distribuidas por el todopoderoso China Film Group, amo del monopolio, y por Huaxia Film Distribution.

El siguiente paso lógico para China sería relajar sus normas para que contenidos extranjeros puedan ser distribuidos por firmas privadas, "pero no estoy seguro de cuándo se va a implementar esta medida", señaló a la agencia Efe David Lee, fundador y productor de Leeding Media, empresa pionera en coproducciones en el país asiático.

Además, China frena la entrada de producto extranjero bajo una férrea censura cuyas normas no están escritas, y que empieza a imponer en los contenidos extranjeros que Pekín considera que afectan a su imagen a medida que crece su recaudación en taquilla.

Esta imagen debe ser "positiva, respetuosa, rica en cultura y ética. Muchas de las imágenes ausentes en las películas extranjeras sobre China", explica Lee, quien intenta vender cine chino fuera.

En este contexto, el mercado de las copias ilegales de películas, libros o música en manos de las mafias sigue siendo uno de los más boyantes en China -a pesar de los repetidos anuncios de Pekín de proteger los derechos de propiedad intelectual-, y ocasiona miles de millones de pérdidas anuales al sector internacional.

Fuentes de la industria del cine europeo en China expresaron su temor de que la no OMC imponga sanciones a Pekín.

"Ni la Unión Europea, ni los organismos supranacionales como la OMC presionan lo suficiente a China, que no obedece a nadie. Lo único que quieren es vender sus productos", señaló esta fuente.

Además, China no paga derechos de autor por muchos contenidos que se distribuyen en su territorio: su recaudación es tan mínima que se equipara con la de la ex colonia británica de Hong Kong, con tan solo 7 millones de habitantes.

Por Marga Zambrana