"Esta decisión unilateral, brutal, imprevisible, se parece mucho a lo que hacía el presidente Trump", denunció Le Drian en una entrevista a la emisora France Info en la que insistió en que "esto no se hace entre aliados" y tendrá consecuencias.
"Nuestra posición -añadió- es de gran firmeza, de incomprensión y de petición de explicaciones y clarificaciones de unos y de otros".
La alianza de defensa en la región indopacífica entre Estados, Reino Unido y Australia ha tenido como primer efecto el anuncio por este último país de la cancelación de un contrato de compra de submarinos convencionales franceses, estimado en unos 56,000 millones de euros, para sustituirlo por otro de submarinos nucleares estadounidenses.
El jefe de la diplomacia francesa dijo que "es un golpe en la espalda" de Australia que "ha traicionado" la "relación de confianza" que se había establecido entre los dos países.
"Eso no se hace entre aliados", subrayó antes de advertir que los australianos tendrán que aclarar cómo pretenden romper los contratos que fueron resultado de unas conversaciones iniciadas en 2014 y que en 2019 habían establecido las condiciones y los plazos para la entrega del primer submarino en 2023.
Preguntado sobre las filtraciones en la prensa del descontento de Australia por el aumento del costo del programa y por retrasos, Le Drian reconoció que hubo "interrogaciones" pero no del tipo de lo que se ha manifestado ahora.
De hecho, explicó que tanto él como la ministra francesa de Defensa, Florence Parly, habían mantenido vídeoconferencias con sus homólogos australianos y no habían dejado traslucir nada.
"Es una gran ruptura de confianza", repitió después de manifestar dudas sobre el acuerdo que ha podido establecer Australia para comprar submarinos nucleares a Estados Unidos.
"Es una decepción enorme", reconoció por su parte la ministra de Defensa en una conferencia de prensa posterior, en la que recalcó que París considera que Australia "ha faltado a su palabra", por lo que "vamos a estudiar todas las posibilidades" sobre posibles compensaciones.
Además, Parly recalcó que la ruptura del contrato supondrá la pérdida de miles de empleos en Australia.
Y apuntó a que la opción de dotarse de submarinos nucleares hará que ese país pierda su soberanía tecnológica frente a EE.UU., además de que tendrá que esperar mucho más tiempo hasta poder disponer de los nuevos sumergibles.
El grupo estatal francés Naval Group era el encargado de construir los doce submarinos de propulsión convencional (no nuclear) derivados de la clase Barracuda que emplea la Marina francesa.
Lo esencial del trabajo debía llevarse a cabo en astilleros australianos, lo que suponía una transferencia de tecnología.
Inicialmente el contrato era de unos 31,000 millones de euros, pero su costo se había disparado.
Naval Group señaló en un comunicado su "gran decepción" y avanzó que analizará "las consecuencias de esta decisión" con las autoridades australianas.
Para Francia esta nueva alianza entre EE.UU., Reino Unido y Australia en la región indopacífica de la que ha quedado excluida supone un revés tanto industrial como geoestratégico.
Y es que el acuerdo le margina en un área en la que tiene presencia territorial y de soberanía sobre un amplio espacio marino en los oceános Pacífico e Índico gracias a la posesión de numerosos archipiélagos e islas, entre ellos Polinesia, Nueva Caledonia y Reunión.
Ante ese nuevo escenario, la primera reacción de Le Drian fue volver a recalcar la necesidad de "la autonomía estrategia europea".
"No hay otra vía creíble para defender nuestros intereses y nuestros valores en el mundo, también en la región indopacífica", señalaron en un comunicado conjunto Le Drian y Parly.