El atentado se produjo cuando tres suicidas armados asaltaron la entrada de la terminal de vuelos internacionales y dispararon de manera indiscriminada antes de hacer estallar la carga explosiva que portaban en el cuerpo.
En un comunicado, Ban Ki-moon envió sus condolencias a los familiares de las víctimas, al gobierno y al pueblo de Turquía y confió en que los responsables del crimen sean identificados y procesados por la justicia.
Asimismo, reiteró su apoyo a Turquía en la lucha que sostiene frente a la amenaza del terrorismo y subrayó la necesidad de intensificar los esfuerzos regionales e internacionales para combatirlo.
Por su parte, la Organización Mundial de Turismo (OMT) repudió el ataque y consideró que fue un nuevo recordatorio de la urgencia de una respuesta firme y coordinada de todos los gobiernos y la comunidad internacional.
La OMT también llamó a la gente a continuar viajando a Turquía, un destino turístico muy socorrido, para así respaldar a un sector básico de la economía del país del que dependen muchas familias.