"Los líderes del G20 pueden salvar vidas con las decisiones que tomarán aquí en las próximas 72 horas", señaló a dpa Helen Szoke, de Oxfam Australia, de cara a la cumbre que se celebra mañana y el domingo en la ciudad australiana.
Szoke subrayó que los líderes del grupo de los principales países desarrollados y emergentes deberían abordar durante el encuentro el tema de la enorme desigualdad mundial y de la evasión de impuestos que impide que mucho dinero fluya a quienes más lo necesitan.
Para apoyar la iniciativa, los activistas, vestidos con bañadores rojos y camisetas amarillas, llevaban versiones agrandadas de las cabezas del anfitrión de la cumbre, el primer ministro australiano Tony Abbott; de su homólogo británico, David Cameron; de los presidentes estadounidense, Barack Obama; chino, Xi Jinping; el sudafricano, Jacob Zuma; el primer ministro indio, Narendra Modi; y la canciller alemana, Angela Merkel.
En un llamado a acabar con la "ola de desigualdad" en el mundo, donde el número de millonarios se duplicó desde 2008, Oxfam subrayó que la brecha entre ricos y pobres va en aumento, y que el pequeño porcentaje de quienes más tienen administra la misma riqueza que está disponible para la mitad de la población del planeta.
Szoke habló asimismo sobre la importancia de atajar la crisis del ébola destinando los medios necesarios a los países afectados. "Creo que la mayoría de los países del G20 mira con nerviosismo lo que está pasando", pero el objetivo es que los líderes se comprometan realmente "a hacer lo necesario por contener la crisis y destinar los medios para reconstruir los países afectados" una vez que ésta haya pasado, subrayó.
Si un porcentaje del dinero que se evade en impuestos se dedicara a la construcción de un sistema eficaz de infraestructuras y comunicación, no tendríamos hoy este problema, añadió, mientras los dobles de los líderes mundiales brindaban con "champán" sobre el césped de la bella zona de parques de South Bank, junto al río Brisbane, donde tuvo lugar la "performance".
Y una reforma del sistema impositivo sería bien recibida también por muchas de las multinacionales que trabajan legalmente en los países emergentes o en desarrollo, destacó Szoke, porque podrían contar con reglas claras.
La organización de ayuda ONE denunció también en el marco de la cumbre que los países en desarrollo pierden cada año en torno a un billón de dólares a causa de la evasión fiscal, los negocios ilegales con materias primas, las empresas de fachada, el lavado de dinero y otras prácticas corruptas. Si ese dinero se invirtiera en sistemas de salud se podrían evitar hasta 2015 al menos 3.6 millones de muertos. Oxfam estima que en los países en desarrollo pierden anualmente unos 100,000 millones de dólares solamente por la evasión fiscal. (DPA)