Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar reciben el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia

Las ganadoras del Premio Sájarov 2016, Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar, supervivientes yazidíes del cautiverio del Estado Islámico en Irak, recibirán el galardón el martes 13 de diciembre en una ceremonia durante la sesión plenaria del Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia). Escaparon de la esclavitud sexual y se han convertido en portavoces de las mujeres afectadas por la campaña de violencia sexual del grupo terrorista, así como de la perseguida minoría yazidí.

¿Quiénes son Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar?

Nadia Murad Basee Taha y Lamiya Aji Bashar son de Kocho, un pueblo situado en la provincia iraquí de Sinjar, donde en agosto de 2014, el Estado Islámico masacró a todos los varones de la aldea y capturó y esclavizó a todas las mujeres y niños. Las mujeres jóvenes de Kocho, incluidas Aji Bashar, Murad y sus hermanas, fueron secuestradas, vendidas en varias ocasiones y utilizadas como esclavas sexuales.

En noviembre de 2014 Murad logró escapar y llegar a un campo de refugiados del norte de Irak, y desde ahí viajar a Alemania. Un año después, en diciembre de 2015, Murad intervino en la primera sesión de la historia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dedicada al tráfico de personas, donde pronunció un vibrante discurso sobre su experiencia. En septiembre de 2016 Murad se convirtió en la primera persona superviviente de tráfico de personas en ser nombrada embajadora de buena voluntad de la ONUDD por la dignidad de los supervivientes del tráfico de personas.

Aji Bashar trató de escapar varias veces hasta conseguirlo el pasado abril. Al poco de atravesar la frontera kurda, en su huida hacia el territorio controlado por el gobierno iraquí, resultó gravemente herida en la explosión de una mina terrestre, que la dejó parcialmente ciega. Continuó su huida y finalmente fue enviada a Alemania para recibir tratamiento médico. Desde su recuperación, Aji Bashar ha promovido activamente la sensibilización frente al sufrimiento de la comunidad yazidí y hoy sigue ayudando a las mujeres y los niños víctimas de la esclavitud y de las atrocidades del EI.

“He visto a miles de refugiados pasar por lo que hemos pasado mi familia y yo. Estamos diseminados por todas partes. Sé que el Estado Islámico sigue detrás de nosotros, intentando exterminarnos. Pienso en ello y es lo que me da fuerza, toda la fuerza, para continuar”, señala Nadia.

“Me gustaría explicar lo que me sucedió allí, no solo por mí, sino también para que otros, las otras mujeres, no reciban el mismo trato, para que los yazidíes no tengamos que pasar nunca más por algo así”, explica Lamyia.