La mujer, que vive en Nikolaweo, en el sur de Bulgaria, fue sometida el jueves a una prueba de ADN para comprobar su parentesco con la pequeña. Es sospechosa de haber vendido a la niña, pero no ha sido detenida.
La niña rubia de ojos verdes llamó la atención de la policía durante una redada antidrogas en un campamento gitano en la ciudad central de Farsala porque no se parecía en nada a sus supuestos padres.
Pruebas de ADN demostraron que no eran sus progenitores y desde entonces se lanzó una búsqueda internacional para hallar a sus padres biológicos.
La pareja, que fue detenida, declaró que la niña les fue entregada por un matrimonio gitano búlgaro sin medios para mantenerla.