La figura de Havel, que abanderó en 1989 el proceso de transición democrática bautizado como "Revolución de Terciopelo", fue ensalzada por políticos y dirigentes europeos, desde el presidente francés, Nicolas Sarkozy, a la canciller alemana, Angela Merkel, pasando por el primer ministro británico, David Cameron.
Aunque en el exterior gozó siempre de un gran prestigio, Havel perdió popularidad en su país y en su último período presidencial (1998-2003) se enfrentó a la clase dirigente y a uno de los líderes más influyentes, el economista Vaclav Klaus, y antiguo correligionario político del Foro Cívico en la transición democrática, para acabar convirtiéndose en enemigos encarnizados.
Klaus, que sucedió a Havel en el cargo en 2003 después de casi catorce años de éste al frente de la Presidencia, reconoció hoy que el dramaturgo fue artífice del Estado checo moderno.
"Fue artífice del Estado checo moderno con su lucha sin amenazas contra el comunismo totalitario, y también una personalidad líder de nuestra 'Revolución de Terciopelo'", indicó Klaus sobre las credenciales del primer presidente de la Checoslovaquia democrática.
El Gobierno checo ha convocado para mañana un consejo de ministros extraordinario por la muerte del insigne exmandatario.
El jefe del Ejecutivo checo, el conservador Petr Necas, quien recibió la noticia durante una entrevista en directo de la cadena estatal CT1, afirmó que "Havel todavía tenía mucho que decir a la sociedad".
Destacó, con la voz entrecortada, su papel para asentar al país en las estructuras euroatlánticas, "a las que siempre pertenecimos y de las que fuimos violentamente privados durante unos cincuenta años".
A sus 75 años, el dramaturgo y exdisidente checo falleció esta madrugada en su casa de recreo de Hradecek, al este de Bohemia, en compañía de su mujer, Dagmar, y una monja católica.
"Le regalé una brújula por su 75 cumpleaños", reveló la exsecretaria de Estado estadounidense y amiga personal Madeleine Albright a la cadena CT24, "pero él sabía muy bien dónde está el oeste y cuál es el camino moral".
Para la checo-estadounidense, Havel "tenía integridad moral" y así los checos "pudieron claramente proporcionar en aquellas conversaciones de acceso a la OTAN una personalidad como ningún otro país".
También la primera ministra en funciones eslovaca, Iveta Radicova, señaló que "Havel abrió a Checoslovaquia las puertas del mundo".
El 2 de febrero de 2003 Havel terminó su segundo y último período presidencial y creó una oficina desde la que siguió desempeñando un papel activo como promotor y defensor de los derechos humanos en Cuba, Bielorrusia, Chechenia, Birmania y Ucrania.
Ese mismo año fundó el Comité para la Democracia en Cuba, en el que involucró a conocidos estadistas e intelectuales de ambos lados del Atlántico para contribuir a la transición democrática en la isla caribeña.
La última aparición pública de Havel fue durante la visita del Dalai Lama a Praga, el 11 y el 12 diciembre, en la que suscribió una declaración para potenciar el compromiso y mejorar la situación de los derechos humanos en todo el planeta.
El líder espiritual del Tíbet informó entonces en rueda de prensa de que uno de los motivos de la visita fue curar a Havel y tuvo que ejercer con él los servicios de la "medicina budista".
El intelectual checo tenía una salud muy precaria por sus frecuentes afecciones pulmonares y sufría además de arritmia cardiaca, lo que le tuvo más de una vez al borde la muerte.
Havel, en estado convaleciente y visiblemente debilitado, emocionó al público en Praga al asistir en marzo pasado al estreno de su primera película, "La partida", de la que fue realizador y guionista.
"Gracias por venir. Les aseguro que el tropiezo ha sido real y no filmado", dijo entonces con humor el septuagenario dramaturgo, después de tropezar y caer al subir al escenario del cine Lucerna.
Numerosos artistas lamentaron hoy su desaparición y consideraron que con él se ha ido "una figura insustituible de la cultura", según Zdenek Sverak, actor y guionista y conocido en el mundo por protagonizar la cinta "Kolja".