El cambio energético es el proyecto más ambicioso que encara Merkel en su gobierno de coalición con los socialdemócratas (SPD) y la Unión Cristianosocial (CSU).
Sin embargo, Merkel, poco antes de la reunión, rebajó las expectativas de una disminución de los precios de la energía o de un rápido acuerdo entre el Ejecutivo de Berlín y los gobiernos de los estados federados.
"No podemos prometer ninguna rebaja de los precios de la energía", aseguró la mandataria alemana. "Sin embargo, debemos limitar los costes por el cambio de energía", agregó al mismo tiempo que recordó que para gastar más dinero en un lado hay que ahorrar en otro.
Todo apunta a que los consumidores en Alemania deberán seguir haciendo frente a elevados costes de la energía y a las numerosas cuestiones sin respuesta en torno al cambio energético en la mayor economía de Europa tras su decisión de abandonar la impopular energía atómica.
El borrador de la reforma de la ley de energías renovables (EEG, por sus siglas en alemán) del ministro de Energía y vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, ya ha aumentado desde las primeras 150 hojas hasta cerca de las 300 actuales. El borrador de ley se presentará como pronto la próxima semana al gabinete de gobierno.
El gobierno busca intentar limitar los costes de la energía renovable. Sin embargo, junto con las exigencias del sector empresarial que reclama no tener que pagar el coste adicional, los estados federados alemanes también presentaron sus exigencias y hacen cada vez más difícil el soñado consenso de Merkel.
De momento, los 16 ministros presidentes de los estados federados alemanes abogaron de nuevo, poco antes del encuentro con Merkel en la Cancillería, por hacer correcciones al proyecto.
Desde el principio, el gobierno alemán aseguró su intención de trabajar para asegurar la productividad económica e industrial en Alemania y no hacer que la población, que ya apoya el cambio energético, tenga que hacer frente a elevadas subidas de los precios de la electricidad. "Debemos ver cómo hacer los costes eficientes", afirmó Merkel sin llegar a un consenso sobre cómo conseguirlo.
Alemania quiere abandonar la energía nuclear en 2022 al tiempo que aumenta la cuota de energías renovables del 23 por ciento actual a entre el 40 y el 45 por ciento en 2025.
Para evitar que el proceso dispare el costo de la energía, Gabriel propuso un paquete de medidas que incluye menos subsidios a plantas eólicas y solares y menos descuentos a la industria, lo que le había valido numerosas críticas.
De acuerdo a los planes de Gabriel, la energía eólica deberá estar limitada en los 2,500 megavatios al año y la energía procedente de las nuevas instalaciones de biogas deberá limitarse en los 100 megavatios. Asimismo, los autoabastecedores de energía solar deberán pagar más y deberán limitarse las excepciones para la industria.
Sin embargo, en el norte de Alemania reclaman más energía eólica, mientras en el sur abogan por la biomasa. Cada estado federado representa los intereses de su industria, a lo que hay que sumar la disputa por el tendido eléctrico.
El primer ministro de Hesse, Volker Bouffier, advirtió de no dar falsas esperanzas. "No se puede prometer a los ciudadanos que la energía será barata. Se trata de evitar una subida elevada de los precios", indicó en declaraciones a la radio hr-info.
De esta manera, el gobierno alemán se enfrenta a la ardua tarea de compaginar los intereses de la industria, que presiona por precios energéticos asequibles, de los sindicatos, que temen por los puestos de trabajo y las demandas de la Unión Europea, que quiere imponer sanciones por las actuales excepciones a las empresas de alto consumo. (DPA)