Maduro responsabilizó al partido Primero Justicia (PJ), del líder opositor Henrique Capriles, de los hechos violentos contra entidades públicas y saqueos en comercios, a partir de algunos videos con confesiones de dirigentes detenidos.
A su vez, el opositor Primero Justicia denunció que las presuntas confesiones fueron obtenidas mediante tortura.
En una reunión con sus ministros en la casa de gobierno, Maduro denunció que el país enfrenta una escalada de violencia golpista, y calificó a Capriles de "cobarde" que tiene "las manos manchadas de sangre".
"Todo fue planificado por un núcleo de violentos y las investigaciones deben llegar hasta las más últimas consecuencias y develarle a nuestro pueblo la verdad de un golpismo que pretende imponerle al país violencia y destrucción", apuntó Maduro.
El mandatario dijo que la violencia provocó daños materiales que estimó en más de 50 mil millones de bolívares (unos 71 millones de dólares a la tasa más alta de sistema cambiario controlado), y anunció que la cancillería denunciará esta "escalada" ante los gobiernos del mundo.
Según Maduro, el objetivo de la "violencia opositora" es provocar una intervención extranjera en el país, y advirtió: "Venezuela no será un país intervenido, monitoreado, tutoreado y seguirá su rumbo soberano con nuestro propio modelo”.
Advirtió que no le temblará el pulso cuando se trate de castigar a los responsables y agregó que autorizó a emprender demandas legales contra portavoces de la oposición por acusar a las fuerzas del orden de ejecutar "barbaridades que jamás se comenten" en el país.