El último escándalo ha sido el que han protagonizado tres bonzos que aparecieron en un vídeo en Youtube luciendo teléfonos inteligentes, gafas de sol de marca y bolso Louis Vuitton mientras viajaban en un jet privado.
El caso ha provocado el enfado de miles de fieles que han hecho llegar sus quejas por estas exhibiciones de ostentación a la Oficina Nacional de Budismo.
Su director general, Nopparat Benjawatananun, "reprendió" a los religiosos pero descartó expulsarlos del sacerdocio por considerar que su conducta, si bien "inadecuada", no es contraria a la vida monástica.
Pero no hay muchas razones para pensar que el tirón de orejas hará recapacitar a estos monjes, uno de los cuales, el propietario del avión, ha resultado ser Luang Pu Nen Khum, el abad del monasterio Pa Khantitham de Sisaket, en el este del país.
Un vecino dijo al periódico "Matichon" que solo altos cargos de la Policía y del Ejército visitan regularmente este templo, que dispone de helipuerto y un buen surtido de cajas de Khanti Dhamma Kaowna, una compañía dedicada a la venta de reliquias.
Mientras, en otro templo en Nakhon Pathom, al oeste de Bangkok, el abad Phra Kru Palad Sitthiwat, es investigado por las autoridades por posesión de coches de lujo, si bien el monje defiende que son donativos de seguidores y que ha pagado los impuestos correspondientes.
"También hay monjes que no enseñan budismo correctamente porque se centran más en comercializar actividades religiosas que aumentar la fe de sus seguidores", lamentó Nopparat.
Los deslices de conducta de los monjes son materia habitual de comentarios en la prensa tailandesa que genera acaloradas discusiones entre su audiencia, sobre todo cuando estos tienen que ver con la sexualidad y el dinero.
En febrero, la Policía abrió una investigación contra un monje que apareció fotografiado en los medios de comunicación mientras cenaba con una mujer.
Poco después, la fotografía de dos monjes en la sección de cosmética de un centro comercial generó todo tipo críticas por la "conducta explícita homosexual" de los bonzos, a pesar de que desde 1989 el órgano regulador budista prohíbe el ordenamiento de monjes gais.
En la provincia de Chonburi cuatro monjes camboyanos fueron detenidos mientras pedían limosna tras ser sorprendidos con pornografía en sus teléfonos móviles.
Esta semana los comentarios se centraron en un monje que dio por concluidas las enseñanzas y los ejercicios de meditación ocho meses después de entrar en un templo de Pattaya cuando su boleto de lotería fue premiado con 38 millones de bat (casi un millón de euros).
La mayoría de estos monjes son jóvenes que entran en el monasterio por la tradición que considera el ordenamiento temporal en algún momento de la vida como requisito para ser considerado apto para el matrimonio o para ejercer de líder comunal.
Pero Tailandia, donde el 95 por ciento de la población profesa la rama "theravada" del budismo, no es el único lugar donde la conducta de los monjes se contradice con las enseñanzas del Buda.
En Camboya, un clérigo no se atrevió a denunciar al jefe monástico provincial que se emborrachó y le golpeó por tratarse del protegido del Patriarca Tep Vong, un exmiembro del Politburó del gobierno provietnamita de los años 80.
Un caso sonado fue el del monje detenido por filmar y distribuir imágenes de mujeres desnudas que tomaban baños rituales en un templo de Phnom Penh mientras otro fue expulsado en marzo tras pasar una noche cantando y bebiendo con una mujer en un karaoke.
Y en Birmania, donde los monjes recibieron elogios y admiración por plantar cara a la junta militar en la Revolución Azafrán de 2007, su reputación también se ha visto empañada después de que varios de ellos instigaran la violencia contra la minoría musulmana.