Según indicó la Casa Real belga, los soberanos buscan "reforzar el fuerte lazo entre Bélgica y Francia, socio de importancia estratégica en todos los ámbitos", para lo que asistirán a varios proyectos de cooperación entre ambos países.
Francia, por su parte, consideró que esta visita, que es la primera de los reyes de los belgas desde la que hicieron Alberto II y Paola en 2003, es "una nueva ocasión de celebrar la amistad fraterna" entre ambos países.
Nada más llegar a París, Felipe y Matilde acudieron al Arco del Triunfo para una ceremonia de cariz militar, en presencia del presidente galo, Emmanuel Macron, y su esposa Brigitte.
Tras pasar revista a las tropas, los monarcas depositaron una corona de flores y reavivaron la llama del soldado desconocido "en memoria de los muertos a través de la historia por la libertad y la democracia".
Posteriormente, los reyes, que en este viaje de Estado están acompañados del primer ministro, Alexander de Croo, y de la titular de Exteriores, Hadja Lahbib, entre otras autoridades, se dirigieron al palacio del Elíseo para mantener un encuentro con el presidente francés.
En su programa para la primera de las tres jornadas que durará la visita de Estado figura un almuerzo con el primer ministro francés, Michel Barnier, con quien abordarán "las relaciones bilaterales, las cuestiones europeas e internacionales", según la Casa Real belga.
Por la tarde, Felipe participará en un coloquio sobre defensa, en el que se presentarán unos blindados fruto de la cooperación entre ambos países. Matilde, por su parte, visitará la Ópera Garnier de París junto a Brigitte Macron y saludará al bailarín belga Thomas Docquier y al modisto belga Heide Vanderieck.
Por la noche, los reyes acudirán a la cena de honor en el palacio del Elíseo donde los dos jefes de Estado harán el tradicional brindis.
En los siguientes días, Felipe y Matilde tiene previsto visitar el norte de Francia, donde ambos países comparten más de 600 kilómetros de frontera y unas intensas relaciones, que llevan diariamente a 39,000 franceses a trabajar a Bélgica y a 8,000 belgas a hacer el trayecto inverso.