Las sirenas volvieron a sonar esta mañana en Stepanakert, la capital del enclave separatista ubicada a medio centenar de kilómetros de la línea del frente, para anunciar un nuevo ataque, esta vez con cohetes, que causó destrozos en la ciudad.
La población no cede al pánico: los mayores todavía recuerdan la primera guerra que duró de 1988 a 1994 y la guerra de los Cuatro Días de 2016, por lo que ya saben cómo comportarse en una situación como esta.
Una semana después del inicio de la contienda, la mayoría se ha mudado a los sótanos de sus viviendas y trata de capear el temporal ayudándose entre sí, compartiendo agua y comida en lo que la guerra les toca a la puerta día a día.
PARTES DE GUERRA
Durante la madrugada y la mañana del sábado se intensificaron los combates a lo largo de la línea del frente, mientras Bakú y Ereván daban partes de guerra en los que informaban sus éxitos.
"La situación continúa tensa. A lo largo de la noche se abortó la actividad del enemigo en diversas direcciones del frente. Los cruentos combates continúan a lo largo de todo el frente", afirmó el Ministerio de Defensa de Azerbaiyán.
Por su parte, la portavoz del Ministerio de Defensa armenio, Shushán Stepanián, informó que las fuerzas azerbaiyanas iniciaron una ofensiva masiva, abortada por las tropas armenias.
Durante la jornada perdieron la vida 51 soldados armenios, con lo que el número de bajas reconocidas por Nagorno Karabaj ascendió a 202, mientras que Azerbaiyán mantiene en secreto la cifra de caídos.
DE ESPALDAS AL DIÁLOGO
Ninguno de los dos bandos parece dispuesto a ceder ni un ápice de sus posiciones y aunque han insinuado que podrían retomar las conversaciones, las condiciones que ponen a cambio resultan inaceptables para la contraparte.
El presidente azerbaiyano, Ilham Alíev, aseguró este sábado que su país "siempre está listo para el diálogo, nunca nos negamos a las conversaciones", pero recalcó que la paciencia de Bakú se ha agotado.
"No tenemos tiempo de esperar treinta años más. El conflicto debe ser resuelto ahora", afirmó, al acusar de poco efectivo al Grupo de Minsk de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), integrado por Rusia, Estados Unidos y Francia.
El mandatario instó a "quienes quieren ayudar a Armenia, que le digan que abandone los territorios ocupados".
"Es nuestra posición y no cambiará", recalcó.
PROTEGER A LA POBLACIÓN
La respuesta del primer ministro armenio, Nikol Pashinián, no se hizo esperar: según él, mientras suenen los cañones no hay diálogo posible.
"En caso de una agresión externa la tarea primordial es proteger a la población del ataque. Solo después de eso se podrá hablar de conversaciones. En la actual situación de una agresión de gran escala puedo decir con toda seguridad que el pueblo de Karabaj no retrocederá", dijo.
Pashinián aprovechó la ocasión para volver a poner de relieve la participación turca en el conflicto al denunciar la presencia de cerca de 150 altos militares turcos que dirigen las acciones de las tropas azerbaiyanas y de mercenarios sirios reclutados por Ankara.
La tensa situación ha obligado al propio presidente de la autoproclamanda república, Araik Aratunián, a partir al frente a combatir contra las fuerzas azerbaiyanas.
Aratunián, quien participó en la primera guerra entre Armenia y Azerbaiyán tres décadas atrás, hizo un llamado a "defender con fidelidad inagotable" el derecho "inalienable de vivir en nuestra patria".
RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL
En un intento de atraer la atención sobre el conflicto, Stepanakert ha pedido hoy a la comunidad internacional que reconozca su independencia para poner fin a la guerra.
Según el Ministerio de Exteriores de la república no reconocida internacionalmente, "en las actuales condiciones el reconocimiento de Artsaj es el único mecanismo existente para restablecer la paz y la seguridad en la región".
Las autoridades karabajíes agradecieron "los esfuerzos de los países copresidentes del Grupo de Minsk y la comunidad internacional en general, encaminados a lograr el cese inmediato de la agresión armada de Azerbaiyán y la desescalada de las tensiones".
Este jueves los presidentes de Rusia, Vladímir Putin; EEUU, Donald Trump, y Francia, Emmanuel Macron, pidieron a ambos países un "inmediato" cese el fuego y condenaron la escalada militar en la línea de separación de Nagorno Karabaj, cuya soberanía enfrenta a armenios y azerbaiyanos desde 1988.
Stepanakert constató que "todas las exigencias y llamados de la comunidad internacional son rechazados cínicamente por la triple unión de Turquía, Azerbaiyán y las organizaciones terroristas".