"En Ucrania, Rusia continúa su brutal guerra. Hoy mismo hemos visto horrendos ataques con misiles contra ciudades ucranianas, matando a civiles inocentes, incluidos niños. Condeno estos atroces ataques", afirmó el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, en unas declaraciones junto al secretario estadounidense de Defensa, Lloyd Austin.
El político noruego se pronunció así desde la capital estadounidense sobre los últimos ataques rusos con misiles contra Ucrania, que afectaron a un hospital pediátrico y dejaron al menos 32 fallecidos, entre ellos niños.
Dejó claro que Rusia no puede esperar que la OTAN abandone a Ucrania sino que "tendrá que sentarse y aceptar una solución en la que Ucrania prevalezca como nación soberana e independiente".
En esa línea, los jefes de Estado y de Gobierno de los 32 aliados respaldarán un nuevo paquete integral de apoyo a Ucrania que, en palabras de la embajadora estadounidense ante la OTAN, Julianne Smith, "ayudará a Ucrania a modernizar sus fuerzas, crear una fuerza para el futuro, trabajar en aspectos como la interoperatividad con la Alianza y seguir transformando su Ejército".
"Estamos construyendo un puente para aproximar a Ucrania a la adhesión a la OTAN", señaló Smith en la radio pública estadounidense NPR.
Un ingreso que los aliados están de acuerdo en que ocurrirá cuando el país esté preparado, si bien en esta cumbre seguirán sin especificar una fecha para ello.
Se espera que los aliados aprueben un paquete de ayuda a Ucrania que incluya un papel protagonista de la OTAN en la gestión de las aportaciones internacionales de armas para el país invadido, la formación de sus soldados y un fondo de unos 40,000 millones de euros para sufragar los equipos militares que Kiev necesita para defenderse.
También abordarán sus necesidades más acuciantes en el campo de batalla, en especial las relativas a defensas antiaéreas y munición de artillería.
Liderazgo de Biden
El presidente de EE. UU., Joe Biden, será el anfitrión el martes por la noche de una ceremonia en el auditorio Andrew W. Mellon para celebrar los 75 años del Tratado del Atlántico Norte, fundacional de la Alianza, que se firmó en ese mismo lugar el 4 de abril de 1949.
Biden albergará esta cumbre en un momento de dudas sobre su capacidad debido a su edad para ser el candidato demócrata en las elecciones presidenciales de noviembre tras su débil actuación en el reciente debate con el candidato republicano, Donald Trump.
La Casa Blanca negó este lunes que haya inquietud entre los países de la OTAN por el futuro político de Biden.
"No estamos percibiendo ninguna señal al respecto en las conversaciones previas que mantenemos con ellos. Más bien todo lo contrario. Están entusiasmados con esta cumbre, con las posibilidades y las acciones que emprenderemos juntos, específicamente para ayudar a Ucrania", señaló uno de los portavoces de la Casa Blanca, John Kirby.
Disuasión y defensa
El miércoles, los líderes aliados celebrarán una primera sesión de trabajo en la que esperan aprobar la declaración de la cumbre, centrada en apuntalar un apoyo duradero a Ucrania, el refuerzo de la política de disuasión y defensa y la profundización de las relaciones con los socios del Pacífico ante los retos que plantea China.
El jueves tendrá lugar un Consejo OTAN-Ucrania donde participará el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y una sesión con los socios del Pacífico (Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda) y la Unión Europea.
La OTAN está convencida de que su seguridad "no es regional, sino mundial", como demuestra, dijo este lunes Stoltenberg, que Irán, Corea del Norte y China estén "apoyando y permitiendo la guerra ilegal de agresión de Rusia contra Ucrania".
Para cumplir con la estrategia de defensa de 360 grados de la OTAN, los líderes prevén aprobar una nueva estrategia para prestar más atención a los desafíos (olas migratorias, inestabilidad política), pero también a las oportunidades procedentes de los países de la vecindad sur de la Alianza, desde Oriente Medio al golfo de Guinea.
Con el fin de hacer frente a esos retos, los aliados se reafirmarán en su compromiso de invertir al menos un 2 % de su PIB en gasto militar. Hasta 23 aliados invierten ya esa cifra, mientras que hace diez años, cuanto se fijaron esa meta, eran solo tres.