Esas palabras resumen el pensamiento y lucha de esta jueza, que en 2015 dijo en la Universidad de Georgetown: "La gente pregunta a veces '¿Cuándo habrá suficientes mujeres en el Tribunal (Supremo)?' Y mi respuesta es 'cuando haya nueve'. La gente se queda impactada, pero ha habido nueve hombres (en la corte), y nadie se ha preguntado sobre eso".
Ginsburg fue la segunda mujer en la historia en convertirse en jueza del Supremo -que está integrado por nueve magistrados- tras Sandra Day O'Connor, que se retiró en enero de 2006; y durante un tiempo fue la única hasta que el expresidente Barack Obama nombró a otras dos, Sonia Sotomayor en 2009 y Elena Kagan en 2010.
UN ESPONTÁNEO HOMENAJE FRENTE AL SUPREMO
Este sábado muchas mujeres de todas las edades, y también algunos hombres, continuaban acercándose al edificio de la Corte Suprema, frente al Capitolio, para depositar flores, velas, camisetas con la cara de Ginsburg y mensajes para honrar a la jueza, muy querida por los residentes en Washington, tras su fallecimiento anoche a los 87 años.
Los innumerables objetos traídos por los vecinos de la capital, que comenzaron a concentrase en el lugar tras el anuncio de la muerte de la magistrada el viernes, han acabado formando un improvisado altar en la zona, donde alguien había pintado en el suelo con tiza "Gracias por enseñarnos a luchar, continuaremos".
Y es que, como indica el mote que le pusieron sus fans, "Notorious (Reputada) R. B. G." -en referencia a "Notorious B.I.G.", uno de los raperos más influyentes de la historia de la música, con el que la magistrada compartía su origen en Brooklyn (Nueva York) y, según sus seguidores, el carácter pionero de su carrera-, la figura de Ginsburg trascendió en vida a su trabajo judicial, debido a su lucha a favor de la justicia y los derechos.
Emily, una estudiante de 19 años de Relaciones Internacionales que acudió a la sede del Supremo junto a cinco amigas, recordaba su carrera "memorable".
"Ella tomó muchas decisiones importantes durante su carrera como jueza y también como abogada, hay muchas leyes sexistas en EE.UU. y ella luchó contra ellas. Todavía no tenemos una enmienda (de la Constitución) que garantice la igualdad de derechos de las mujeres, todavía no tenemos garantizados los mismos derechos", aseguró, en declaraciones a Efe.
La INFLUENCIA DE R.B.G., INCLUSO CUANDO DISENTÍA
Para Rihanna, una de las amigas de Emily y estudiante de Psicología, R.B.G. se transformó en símbolo feminista e icono pop, por "todo lo que representa, no solo como jueza en el tribunal, sino también por la manera en la que disintió de algunas decisiones con las que no estaba de acuerdo o que veía incorrectas".
"Creo que eso le hizo ser única -agregó-, la capacidad de llegar a muchas personas que no se sienten escuchadas en un sistema que prefiere a una minoría que es muy fuerte y que ha dado poder a gente que no necesariamente está haciendo las cosas por el bien de EE.UU."
Mientras Emily y Rihanna hablaban, siempre escudadas detrás de sus mascarillas, con el mensaje "voten", para protegerse del coronavirus, el flujo de personas que depositaban ofrendas junto a una barrera que impedía el acceso al tribunal no cesaba.
Algunos se abrazaban e incluso lloraban por la pérdida de la jueza. En un lateral se encontraba Michael, un funcionario gubernamental, que se había acercado al lugar con un cuello de camisa que emulaba el que solía ponerse Ginsburg -que tenía toda una colección y que los usaba como elemento diferenciador como mujer frente a sus colegas varones- cuando emitía opiniones de disenso.
"Ella fue una pionera por empujar hacia la igualdad de género, tuvo que hacer frente a todos los jueces varones (del Supremo), y lo innovador fue que mostró que la igualdad no es solo sobre cómo las mujeres resultan afectadas, sino también sobre cómo los hombres pueden afectar negativamente la igualdad de sexos", opinó Michael, quien destacó su contribución a la igualdad de derechos para el colectivo LGTBI.
UNA PÉRDIDA QUE VA MÁS ALLÁ DE SU FIGURA
El dolor por la muerte de Ginsburg va más allá de perder a una figura admirada en el campo de la defensa de los derechos, ya que en la izquierda se teme que el presidente de EE.UU., Donald Trump, aproveche su fallecimiento para apuntalar la ya existente mayoría conservadora en el Supremo -con Ginsburg había cuatro jueces progresistas frente a cinco conservadores- antes de las elecciones de noviembre.
Kathy, una jubilada de 74 años, se confesaba escandalizada por el hecho de que los políticos no hayan esperado a que la jueza sea enterrada para iniciar la disputa por su sucesión.
"Anoche, tan pronto como nuestro presidente fue informado de que había muerto, dijo, 'bueno, esperaré un par de días y voy a tener a alguien para el proceso de nominación (de la vacante de Ginsburg)'. Me dije 'un momento, ¿No van a dejar ni siquiera tres días para velar a la persona y para que sea enterrada?' Así que apagué la televisión y me dije 'digeriré esto mañana", indicó esta jubilada, que también llevaba un cuello de camisa similar a los que llevaba la fallecida por encima de su toga.
Kathy apuntó a Efe que la lucha corresponde ahora a las mujeres jóvenes, ya que "quien quiera que sea el sucesor nombrado por Trump, van a intentar revocar Roe vs Wade", caso que legalizó en 1973 el aborto mediante un fallo del Supremo.
Hasta ahora, "las mujeres jóvenes no tenían que preocuparse si se quedaban embarazadas accidentalmente, y podían elegir si querían tener al bebé o tener un aborto, pero van (los conservadores) a intentar revocarlo tan pronto como consigan a otro juez, y va a influir en el voto. Es tan triste", lamentó.