El exvicepresidente daba así por perdida la batalla y en un desesperado gesto por mantener el tipo, se encaminó a Carolina del Sur, estado sureño donde aún cuenta con posibilidades de victoria en las primarias del 29 de febrero.
"Estamos todavía ligeramente esperanzados aquí en Nuevo Hampshire. Y veremos lo que ocurre. Vamos a Carolina del Sur", dijo, con escasa convicción, a los periodistas que le acompañaban antes de despegar.
Tras el descalabro en los caucus de Iowa, donde acabó en cuarto lugar; los malos presagios en Nuevo Hampshire se confirmaron ayer: en apenas unos días Biden había pasado de liderar las encuestas a concluir en quinto lugar, con apenas un 8,5% de los votos.
Muy por detrás del senador Bernie Sanders y el exalcalde Pete Buttigieg, quienes han salido reforzados de las dos primeras paradas de la carrera; y las senadoras Amy Klobuchar y Elizabeth Warren.
La campaña de Biden insiste en que la importancia de estos dos primeros estados es excesiva y distorsiona la contienda, ya que su carácter predominantemente blanco y rural no es un reflejo de los Estados Unidos del siglo XXI.
Biden, de 77 años, se ve como el representante de la creciente diversidad y heterogeneidad racial del país, y no deja de reivindicar el legado de su "amigo" Barack Obama, con quien fue vicepresidente entre 2009 y 2017.
"Nunca podrá ser Obama. Obama era nuevo, fresco, negro, energético. Biden no lo es", explicó a Efe Steffen Schmidt, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de Iowa.
Si el país ha cambiado, también lo ha hecho el propio Partido Demócrata.
Biden debe hacer frente a un adversario interno insospechado hace apenas una década: el fulgurante ascenso del ala más izquierdista dentro del partido, encarnada por los senadores Sanders y Warren.
Estos acusan al exvicepresidente de carecer de la valentía suficiente para enfrentarse a los poderes establecidos, como el financiero de Wall Street, y de no querer llevar a cabo los cambios estructurales que requiere el país.
La preocupación dentro de la campaña de Biden va en aumento ante su flojo desempeño y ver cómo le han ido adelantando aspirantes mucho menos conocidos que le disputan el carril de la moderación en el seno del Partido Demócrata, como Klobuchar y Buttigieg.
La próximas citas son Carolina del Sur, donde el voto afroamericano es fundamental; y Nevada, donde uno de cada cinco votantes es latino.
Serán, pues, el todo o nada del exvicepresidente.
Además de las crecientes dudas, Biden debe superar los precedentes históricos. Solo un aspirante en los últimos 40 años logró llegar a la Casa Blanca sin haber ganado en Iowa y Nuevo Hampshire: Bill Clinton en 1992.
"Sería un error que alguien nos descarte antes de que la gente de color dé su opinión en esta elección. La gente de color -la población negra, los votantes latinos- son la base de este partido", explicó Symone Sanders, asesora de Biden, en una entrevista en la cadena Fox.