“La seguridad pública será normalizada totalmente para tener absoluta tranquilidad dentro y fuera de los estadios. Todo el planeamiento y la seguridad están siendo cumplidos”, aseguró el ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, al participar en la conmemoración de los 30 días restantes para la apertura de la Olimpiada, el 5 de agosto.
“Hay que tener un cuidado absoluto (con el terrorismo), porque preocupa a todo el mundo. Se aplicarán todas las técnicas más modernas ante cualquier posibilidad terrorista”, afirmó.
Sin embargo, “hoy todas las agencias internacionales dicen que hoy no tenemos probabilidad de ataques terroristas. La posibilidad existe en todo el mundo”, agregó de Moraes.
A pesar de la latente amenaza terrorista, que ya azotó París, Bruselas y Estambul recientemente, el principal desafío es garantizar que no se produzcan homicidios o asaltos en la ciudad durante los Juegos Olímpicos, que deben atraer a medio millón de turistas.
La amenaza del virus del zika –que hizo desistir de la Olimpiada a varios atletas-, el incumplimiento de promesas olímpicas o la crisis política por el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff, pasaron a un segundo plano ante el impacto que causa que la violencia ocupe los noticiarios.
Datos de mayo del Instituto de Seguridad Pública del Estado de Río de Janeiro revelaron que en comparación al mismo mes de 2015 hubo un aumento del 6.1 por ciento en los homicidios, y crecieron un 42.9 por ciento los robos en las vías públicas.
Atracos en grupo en el transporte rápido en la ciudad (como la Línea Roja, que enlaza el aeropuerto internacional con el centro) y el asalto de atletas las últimas semanas han causado estupor en una urbe que había mejorado en los últimos años los datos de violencia, pero que ahora sufre un repunte de la inseguridad.
Una situación que se atribuye a la falta de presupuesto para desplegar más policías, ya que el estado de Río de Janeiro –no la municipalidad- está en una situación casi de bancarrota y sin acceso a crédito, a causa de los impagos.
El lunes, un grupo de policías civiles se manifestaron en el aeropuerto internacional de Río y exhibieron una pancarta en inglés con el explícito mensaje de “Bienvenidos al infierno”, en referencia a la inseguridad que atribuyen a la falta de medios para trabajar debidamente.
La policía del estado de Río apenas cobró la mitad del salario correspondiente a mayo y nada de junio, una situación que llevó al Gobierno federal a desbloquear 850 millones de dólares para socorrer al estado de Río y permitir que haga frente a los salarios impagados.
La población puede estar totalmente tranquila. Los turistas pueden estar absolutamente tranquilos, aseveró el ministro de Justicia.
Los sindicatos de policías denuncian escasez de gasolina para patrullar o incluso papel para realizar denuncias, en uno de los efectos más visibles de la recesión que azota Brasil desde hace cinco trimestres.
“Los últimos años nos acostumbramos a la seguridad. La ciudad vive un momento muy malo”, admitió este martes el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, en el centro de la polémica por decir a la cadena estadunidense CNN que el estado de Río estaba haciendo un trabajo “terrible” en materia de seguridad.
Las autoridades insisten, sin embargo en que el despliegue de 85 mil efectivos de la policía, las fuerzas armadas y la guardia nacional garantizan unos Juegos seguros.
“La población puede estar totalmente tranquila. Los turistas pueden estar absolutamente tranquilos”, aseveró el ministro de Justicia.
Por otra parte, los organizadores garantizan que habrá un “legado” en los primeros Juegos celebrados en América del Sur.
El presidente del Comité organizador, Carlos Nuzman, dijo este martes que la Olimpiada de Río es “una lección” al mundo: “todo el mundo puede organizar unos Juegos".
“Defiendo firmemente que los Juegos Olímpicos sean organizados en todos los continentes, más pobres o más ricos, adaptándose a las realidades locales", explicó este ex atleta de 75 años.
Con un presupuesto de 39 mil 70 millones de reales (unos 11 mil 100 millones de dólares), según datos de la alcaldía de Río, estos serán los Juegos más económicos de las últimas décadas.