Indonesia sanciona la magia negra en su nuevo Código Penal

La magia negra será penalizada en Indonesia a raíz de una nueva legislación elaborada por el Gobierno para intentar reducir la extendida influencia que está práctica tiene en la sociedad.

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Detalle de dagas y "susuk", piezas metálicas que se insertan bajo la piel para proteger de los malos espíritus, en un puesto de magia negra del mercado de artes oscuras de la ciudad de Yakarta.

El nuevo reglamento establece que cualquier persona culpable de practicar magia negra con el fin de infligir enfermedades, sufrimientos físicos o psíquicos o incluso la muerte afrontará penas de hasta cinco años de cárcel y multas de hasta 300 millones de rupias (31,000 dólares, 23,500 euros).

Si el hechicero ha recibido una remuneración económica, la sanción puede aumentarse un tercio.

No obstante, la denominada magia blanca seguirá siendo lícita en el Código Penal elaborado por el Ministerio de Justicia y que el Gobierno ha presentado al Parlamento para su aprobación.

Aunque un gran número de indonesios cree en la magia negra, muchos ciudadanos incrédulos temen que su penalización dé pábulo a aquellos que proclaman los poderes de las artes oscuras.

Bayyinah Utami, una joven publicista de Yakarta, señaló a Efe que incluir un término "tan abstracto" como la magia negra en el Código Penal es "peligroso".

"Primero deben definir qué entiende por magia negra, cómo probar su uso con pruebas verosímiles", dijo Utami.

La extendida creencia en artes oscuras trasciende las diferencias religiosas en Indonesia, donde alrededor del 85 por ciento de la población profesa el islam.

En la isla de Java, la magia negra se conoce como "ilmu hitam" y cuenta con gran predicamento, por lo que existen numerosos mercados que venden al aire libre remedios y pociones.

Uno de los mayores de estos zocos se ubica en la ciudad de Yogyakarta y allí se pueden adquirir talismanes, conjurar hechizos o hablar con expertos en actividades paranormales.

"El 'ilmu hitam' sólo funciona si crees en su poder", explicó a Efe Adi, un bailarín balinés afincado en Yogyakarta y habitual consumidor de pociones.

En el citado mercado de Yogyakarta es posible adquirir amuletos de influencia hinduista, árabe o javanesa como los "susuk", pequeñas piezas de metal que se insertan bajo la piel para proteger de los malos espíritus y enfermedades.

Los vendedores advierten al cliente que el "susuk" tiene que ser activado por un hechicero que haya estudiado magia negra para que funcione.

En los puestos se pueden comprar también piedras preciosas que absorben malos espíritus, dagas con poderes mágicos y aceites que otorgan belleza, fortaleza o inteligencia.

El nuevo Código Penal, siguiendo la mentalidad conservadora de la revisión llevada a cabo por el Ministerio de Justicia, según algunos expertos, también castiga la convivencia fuera de la institución del matrimonio con hasta doce meses de prisión.

Hasta la fecha, esta práctica estaba mal vista por la mayoría de la sociedad indonesia pero no infringía ninguna ley.

El adulterio también se sanciona en el nuevo reglamento con hasta los cinco años de cárcel, una pena mucho más dura que los nueve meses actuales.

"El adulterio es el inicio de muchos problemas sociales. Las penas deben disuadir a los infractores y nueve meses no son suficientes", declaró a los medios locales Khatibu Wiranu, diputado del gobernante Partido Democrático.

La revisión del código ha generado una fuerte polémica en la sociedad civil y numerosas asociaciones indonesias han tildado la propuesta ministerial de medieval y fuera de lugar.

El director del Instituto de Ayuda Legal de Yakarta, Febionista, aseguró que la reforma contradice el compromiso del Gobierno con los derechos humanos y es un signo del incremento de la influencia del islam en la política del país asiático.

El actual Código Penal de Indonesia deviene del redactado en 1918 y que fue objeto de leves reformas en 1958.