El representante de la ONU para Iraq, Ad Melkert, sostuvo que el gobierno y las fuerzas de seguridad de ese país deben mostrar capacidad y determinación para ganarse la confianza de la población y velar por el respeto a los derechos humanos.
En su primer informe ante el Consejo de Seguridad desde que asumió el cargo, Melkert destacó que el actual es un periodo de grandes desafíos para Iraq con una nueva corriente de optimismo de los iraquíes por recuperar la soberanía de su país y, por otro lado, con un escenario lleno de nuevas responsabilidades.
El enviado señaló que parte del optimismo se debe a la disminución estadística de la violencia y al inicio del retiro de las tropas multinacionales, lideradas por Estados Unidos.
Sin embargo, advirtió que pese a la reducción de los atentados y actos violentos, aún persiste un nivel inaceptablemente alto de ataques indiscriminados a la población civil.
Por otro lado, consideró que ha llegado el momento de hacer prioritarios los avances económicos y sociales. “Eventualmente, los progresos no deberán medirse sólo a un nivel de autoridad política, sino que deberán ser tangibles para los iraquíes en sus trabajos, escuelas, hospitales y en sus casas”, subrayó.
El diplomático agregó que la ONU apoyará los esfuerzos de recuperación de los iraquíes, pero aclaró que la Misión en ese país (UNAMI) tendrá que ser selectiva en sus objetivos y centrarse en las áreas de reconciliación nacional y desarrollo económico.
"Debemos resistir la tentación de querer abarcar demasiado", recalcó.