Los expertos no descartan que la enfermera española contagiada de ébola pudiera infectarse al desvestirse, tras haber atendido a los misioneros que llegaron a un hospital madrileño con esa enfermedad y que murieron debido a ella.
Sindicatos y colectivos médicos españoles denunciaron falta de información y deficiencias en los materiales suministrados a las personas que formaron parte del equipo médico, así como en los protocolos de seguridad.
Wiemer, especialista en medicina tropical, supervisa en la ciudad alemana de Hamburgo un entrenamiento regular de enfermeras y personal sanitario. Esta formación se ofrece no sólo en relación con la actual epidemia de ébola, sino también para las personas que por su trabajo pueden entrar en contacto con virus altamente infecciosos. También se dará una formación similar a los voluntarios alemanes que participarán en una misión en zonas afectadas por ébola en África Occidental.
"La próxima vez deja las gafas ahí", explica Wiemer al sargento primero Dustin Opitz. Su compañero, que está descontaminado, le acaba de rociar y restregar con un desinfectante por todas partes, mientras todavía viste el traje de protección amarillo.
"Se puede desinfectar de maravilla del virus del ébola. El problema no es acabar con él, sino descubrir todos los virus", explica la médico alemana.
El ayudante del sargento Opitz corta cuidadosamente el traje de protección, el seguro de vida contra los virus. Opitz se quita su segunda piel. "Primero las gafas, después la mascarilla, luego los guantes de dentro a fuera". El traje protector que envolvía al sargento se desprende por completo, quedando con su vestimenta de quirófano. Ahora queda desinfectar cuidadosamente las manos, ya desnudas.
Los participantes en este curso de formación practican varias operaciones con los trajes puestos. Colocan cánulas, intuban, realizan masajes de reanimación cardiopulmonar, mientras varios formadores los observan. Quienes visten un traje de protección azul con ventilación -una variante de alta tecnología para el uso clínico- deben controlar regularmente las baterías.
En medio de elevadas temperaturas como las de África Occidental se puede trabajar alrededor de una hora seguida con el traje amarillo de plástico, explica la especialista Weimer. Trabajar con enfermos graves es muy estresante tanto física como psicológicamente. "Deja huella en cualquiera", explica. Por eso no se puede llegar a un "estado de cansancio y agotamiento", ya que cuando se reducen la atención y la concentración, aumenta el riesgo de cometer errores. "Sobre todo al desvestirse", reitera. "En el caso del ébola los pequeños errores son imperdonables". (DPA)