En este magnífico escenario, ante al Parlamento húngaro, el papa indicó a todos los cristianos de este país, donde el Gobierno de Viktor Orbán mantiene una política de puño duro contra la migración, que están "invitados a acoger y difundir su amor, a hacer que su redil sea inclusivo y nunca excluyente".
Francisco dijo que Jesús "impulsa a ir al encuentro de los hermanos". "Y recordémoslo bien: todos, sin excepción, estamos llamados a esto, a salir de nuestras comodidades y tener la valentía de llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio", destacó.
Ante la presencia de Orbán, que se considera un gran defensor de los valores cristianos, y de la presidenta, Katalin Novák, el papa subrayó que todos los cristianos deben ponerse "en salida", lo que significa "convertirse, como Jesús, en una puerta abierta".
"Es triste y hace daño ver puertas cerradas: las puertas cerradas de nuestro egoísmo hacia quien camina con nosotros cada día, las puertas cerradas de nuestro individualismo en una sociedad que corre el riesgo de atrofiarse en la soledad", lamentó Francisco, que en este viaje ha abogado varias veces por la acogida y la caridad hacia los migrantes.
Y continuó: "las puertas cerradas de nuestra indiferencia ante quien está sumido en el sufrimiento y en la pobreza; las puertas cerradas al extranjero, al que es diferente, al migrante, al pobre", dijo el papa desde un país que ha creado alambradas para impedir el paso de los migrantes que proceden de la ruta balcánica y que prácticamente no concede el derecho de asilo.
Pero por otro lado, también criticó a quien dentro de la Iglesia cierra las puertas al que "no está en regla" o al "que anhela al perdón de Dios".
"Por favor, abramos las puertas. También nosotros intentemos con las palabras, los gestos, las actividades cotidianas, ser como Jesús, una puerta abierta, una puerta que nunca se le cierra en la cara a nadie, una puerta que permite entrar a experimentar la belleza del amor y del perdón del Señor", añadió el pontífice.
En su homilía instó además a los obispos y sacerdotes a que "no se aprovechen de su cargo" y " no opriman al rebaño que le ha sido confiado".
Y a los laicos, a los catequistas y "a quienes tienen responsabilidades políticas y sociales, a aquellos que sencillamente llevan adelante su vida cotidiana, a veces con dificultad" el papa argentino les insistió para que "sean puertas abiertas".
"Ser abiertos e inclusivos unos con otros, para ayudar a Hungría a crecer en la fraternidad", les dijo Francisco, que esta tarde tras un discurso al mundo académico y universitario regresará a Roma.