Las campanas de las iglesias de todo el país repicaron simultáneamente cuando el avión en que viajaba Francisco aterrizó en la base aérea de Villamor en Manila. El pontífice llegó a Filipinas procedente de Sri Lanka, donde realizó una visita de dos días.
El presidente de Filiipinas, Benigno Aquino, y una veintena de representantes del gobierno y la Iglesia católica recibieron al papa, que vio cómo el viento le arrebataba el solideo de la cabeza nada más aterrizar y no lo recuperó hasta 10 minutos después.
Aquino besó el anillo del papa y conversó brevemente con él, antes de que dos huérfanos le obsequiasen con flores y unos 1.200 niños interpretasen un baile de bienvenida.
El papa besó a los dos pequeños huérfanos y les bendijo antes de volver a reunirse con las autoridades. "Bienvenido papa Francisco. Por favor, rece por los filipinos", le dijo uno de los niños mientras le entregaba las flores.
Fuera del aeropuerto, decenas de milies de personas emocionadas agitaban banderas o pañuelos al paso del convoy en el que pasaba el papa camino de la Nuncia Apostólica, lugar en el que se alojará durante su visita.
El líder de la Iglesia católica saludó y sonrió a la multitud, que tomaba fotografías con sus teléfonos celulares o le gritaba saludos de bienvenida. La gente había comenzado a reunirse desde primera hora de la mañana a lo largo de los 22 kilómetros separan el aeropuerto de la capital, Manila.
"Seré feliz sólo con ver al avión en el que viaja el papa Francisco", dijo Flor Morados, una filipina de 77 años que llegó a guardar sitio ocho horas antes de la llegada del papa.
Las autoridades cerraron varias carreteras importantes, el principal aeropuerto del país y establecieron una zona de exclusión aérea alrededor de la capital ante la llegada de Jorge Bergoglio.
Unos 40,000 policías, soldados y agentes de tránsito fueron desplegados para la visita, en la que Francisco tiene previsto viajar además a la ciudad de Tacloban, devastada en 2013 por el tifón "Haiyan", que dejó al menos 6,300 muertos.
El domingo celebrará una misa en el parque Rizal de Manila, a la que se esperan millones de asistentes. El gobierno declaró una jornada festiva e impuso una prohibición de beber alcohol durante la visita del pontífice.
Francisco es el tercer papa que visita Filipinas, el mayor país asiático con mayoría católica. Más del 80 por ciento de los cerca de 100 millones de habitantes profesan dicha religión.
En 1995, unos 4 millones de personas asistieron a la misa celebrada por Juan Pablo II en el parque Rizal de Manila, en lo que se considera un récord de asistencia a un acto papal. El papa polaco tuvo que ser trasladado vía aérea, ya que todas las calles estaban atascadas. (DPA)